Cánticos de abadesa
La coral Ardit Ensemble representa en la parroquia de Santa Anna la obra musical del ‘Ordo virtutum’ de Hildegarda de Bingen
Ardit Ensemble es un grupo de apasionadas (ellas son mayoría, ocho de un total de diez) y apasionados medievalistas. Es una coral en la que confluyen docentes y estudiantes de doctorado de Filología, Historia, Filosofía, Bellas Artes o Arqueología de la Universitat de Barcelona (UB). Por primer vez en Catalunya representaron el pasado miércoles el drama litúrgico Ordo virtutum de la abadesa y doctora de la Iglesia Hildegarda de Bingen (1098-1179). El estreno fue en la parroquia de Santa Anna de Barcelona. Hoy domingo habrá otra actuación a las 21 horas.
“Hildegarda es un personaje apasionante, por su obra, pero por su propia vida. Una mujer que vivió 81 años, que fue testigo de todo el siglo XII y que inicia la tradición de mujeres escritoras místicas y no místicas”, explica Georgina Rabassó, integrante de la coral, que trabaja en una tesis sobre la concepción de la naturaleza de la médico, compositora y líder monacal. Fue una de las mujeres más influyentes de la baja edad media y se la considera uno de los mejores ejemplos del ideal benedictino.
La coral ha viajado por todo el mundo durante el último año y medio profundizando en la prolífica Hildegarda, también en el canto medieval. Trabajan-
La benedictina Hildegarda fue una de las mujeres más influyentes de la edad media
do en una representación con atrezo, que quiere ser fiel a la época, y que introduce la figura de una narradora que explica la propia obra y la vida de Hildegarda, la compositora de autoría que tiene más piezas musicales de la edad media. Que incluso escribió un tratado médico. “La única mujer de su época que predicó en una catedral. Queremos que se conozca más su obra, queremos que se conozca más su figura”, señala Rabassó, una apasionada de la santa alemana.
En el Ordo virtutum, las virtudes dialogan con el Diablo en una pieza musical amena que representa el pensamiento de Hildegarda. Habla de las dudas, de los deseos, de las esperanzas. “Es un camino de perfeccionamiento personal y un camino de virtudes que suponen un esfuerzo”, apunta Rabassó. Es un camino que la abadesa imagina como ese diálogo en lenguaje poético.
Se trata de una obra, de una autoría, a las que se suma también el encanto de la parroquia de Santa Anna, que precisamente se comenzó a construir en el siglo XII. “Uno de los mejores escenarios posibles”, asegura Georgina Rabassó, quien agradece las facilidades que le han brindado desde el principio los representantes religiosos del templo, que se ha sumado al proyecto con gran entusiasmo. La recaudación de las representación servirá para pagar los gastos que ha supuesto el montaje y el resto se destinará a Cáritas.