El auténtico fin del ciclo
Vaya por delante la felicitación a todos aquellos colegas que mucho antes de que todo pasara como está pasando anunciaron el fin de un ciclo en el Barça. Probablemente se referían más a los resultados que a la propia deconstrucción que ha sufrido el equipo que, junto a Pep Guardiola y Tito Vilanova, y liderado desde la junta directiva por Jan Laporta y, posterior-
El adiós de Xavi completa la marcha de grandes jugadores y de buenas personas
mente, por Sandro Rosell, triunfó plenamente en el fútbol mundial. Felicidades porque han acertado.
Un fin de ciclo se produce exactamente cuando los líderes de un determinado equipo o de un partido político toman la decisión de abandonar sus funciones después de estar durante mucho tiempo al frente y no dejan delfines herederos que se asomen como fieles cumplidores del trabajo que han hecho sus antecesores. Nada ha sido igual después de la mejor etapa de Felipe González en el PSOE, ni en el PSC después de Joan Reventós o Pasqual Maragall.
El anuncio de la retirada del Barça de Xavi Hernández, cuando aún le quedaban dos años de contrato por cumplir –los mejores que había firmado de su carrera, según habían comentado sus círculos más próximos–, marca el auténtico fin de ciclo de un Barça triunfal.
Con su marcha se cierra un círculo importante de bajas en el equipo azulgrana, y no sólo de grandiosos futbolistas sino también de buenas personas. Y aunque Puyol siga en los despachos la pérdida tanto de Valdés como de Xavi dejan un vacío enorme en el vestuario para guiar, sobre todo, a los que se incorporan tanto de fuera como de la propia casa. Y no nos olvidamos de la también marcha de Cesc Fàbregas, el hombre que se fue de pequeño al fútbol inglés, quiso volver, ansiaba estar en el club de sus amores y finalmente ha tomado la decisión de marcharse por entender que tanto el Camp Nou como los técnicos no le han dado el cariño necesario ni tampoco lo han valorado lo suficiente.
La perdida de estos cuatro jugadores catalanes, tres de los cuales –Xavi (23), Valdés (19) y Puyol (19)– han estado 61 años defendiendo los colores azulgrana, significa un duro golpe para la política de cantera que se impuso el Barça hace unos años y que en sus tiempos de técnico azulgrana, Louis van Gaal, anunció que algún día se vería una alineación con once futbolistas de la casa. Fue Guardiola quien llevó a la práctica la predicción del holandés hasta el punto que el vestua- rio era liderado por esos tres capitanes catalanes.
Puyol nos dejó en la memoria no sólo sus lecciones de responsabilidad y de entrega, también la de sus exitosas actuaciones como central. Pero también nos dejó aquella imagen en el Santiago Bernabeu cuando después de marcar un gol de cabeza, se sacó el brazalete de capitán, lo besó y lo enseñó a todo el estadio blanco. Y él, con Xavi, también nos han dejado otra imagen imborrable tras la conquista del Mundial de Sudáfrica por parte de la selección española, cuando los dos corrieron por el campo con la bandera catalana.
Puede que todas estas retiradas nos lleven a pensar que el Barça está perdiendo su ADN. Habrá que observar a partir de ahora la capacidad y el atrevimiento de Luis Enrique para subir canteranos al primer equipo. Y habrá que ver cómo Andoni Zubizarreta suple estas bajas tan importantes. No es momento de equivocaciones y sí, en cambio, de aciertos. Aquí, en este Barça, no hay año de transición.