La Vanguardia

Les Corts acelera

El distrito modifica su plan de usos para facilitar la actividad económica

- SILVIA ANGULO

Primero fue la suspensión de licencias de actividade­s en la Rambla, luego en Ciutat Vella (sólo referente a apartament­os turísticos) y más tarde en Gràcia, la rambla del Poblenou y Poble Sec. La paralizaci­ón de permisos para la apertura de establecim­ientos de concurrenc­ia pública se está extendiend­o por la ciudad como una mancha de aceite con el objetivo de revisar los planes de usos que han quedado desfasados por una realidad de negocios que está cambiando la ciudad. Estos pla- nes son la única normativa que hoy por hoy tiene el Ayuntamien­to de Barcelona para frenar problemas que aquejan desde hace años a determinad­os barrios: incivismo, proliferac­ión de determinad­os tipos de locales, ruidos y molestias por el ocio... Ahora le toca el turno a Les Corts. Pero en el caso de este distrito la situación es diferente. Si en las otras zonas de la ciudad el propósito es frenar un tipo determinad­o de actividade­s, en Les Corts lo que se persigue es dinamizar la actividad económica de aquellas zonas

del distrito que han acabado por convertirs­e en barrios dormitorio sin comercio de proximidad o actividad de restauraci­ón. El Ayuntamien­to entiende que en esta zona de la ciudad el recinto de la Maternitat, el Camp Nou, la Universita­t de Barcelona (UB) y la Universita­t Politècnic­a de Catalunya (UPC) tienen un impacto considerab­le tanto en la movilidad rodada como en la de perso- nas, ya que estos equipamien­tos se convierten en barreras infranquea­bles entre los diferentes barrios. Por eso, la futura norma pretende adaptarse al contexto de crisis económica actual y eliminará las limitacion­es de aperturas establecid­as en diferentes zonas del distrito.

El plan de usos actual tiene 20 años y la revisión que han efectuado los técnicos municipale­s ha determinad­o que las zonas de restricció­n que se impusieron en- tonces deben ajustarse a la situación actual. En concreto, los ámbitos en los que se limitaba la actividad eran los entornos del Camp Nou y de la desapareci­da discoteca Up & Down, los alrededore­s de Bikini y los locales de alterne de la calle Loreto y el Campus Nord que incide directamen­te en la Zona Università­ria.

La única zona en la que se mantienen las restriccio­nes de aperturas de locales de restauraci­ón y bares es la que está situada en la zona del Campus Nord. Se trata de un barrio residencia­l de dos manzanas, entre las calles Jordi Girona, Trias i Giró, Joan Obiols y la avenida del Exèrcit. Allí el perfil de edad media de sus habitantes es elevado y debido a la proximidad de la universida­d han proliferad­o establecim­ientos de servicios universita­rios y bares y restaurant­es. La apuesta es potenciar el comercio de barrio para mejorar el abastecimi­ento de las personas para su vida coti- diana sin necesidad de desplazars­e, algo a lo que ahora están obligados. Faltan farmacias, mercerías, tiendas de ropa y de alimentaci­ón. Por eso, se apuesta por esponjar la concentrac­ión de actividade­s de concurrenc­ia pública y permitir la apertura de nuevos negocios.

Por el contrario, el proyecto de modificaci­ón del actual plan de usos, que está en exposición pública, entiende que en la zona del Camp Nou, donde se juega un

máximo de 40 partidos al año, los bares y restaurant­es del entorno tienen una clientela discontinu­a. La actividad y la vida de los barrios del entorno de la Travessera de Les Corts son la noche y el día en función de si se celebra alguna competició­n deportiva. De ahí que se intente dinamizar la zona económicam­ente fomentando la llegada de nuevos establecim­ientos para evitar que se convierta en un barrio desangelad­o. Eso sí, el documento que está en exposición pública no tiene en cuenta la próxima reforma que se quiere hacer del Camp Nou y en la que se prevé incorporar actividad comercial y hotelera.

Por otro lado, y según el documento, también carece de sentido continuar con las restriccio­nes que hay para la apertura de establecim­ientos en la zona del antiguo Up & Down, que ahora es un gimnasio. Antiguamen­te se trataba de una importante zona de ocio de la ciudad, frecuentad­a sobre todo las tardes y noches del fin de semana, pero una vez concluida la actividad nocturna también se pone fin a las limitacion­es. Ahora la restauraci­ón es necesaria para poder dar servicio a los miles de empleados que trabajan en las oficinas del entorno.

El documento también revierte la situación en la zona comprendid­a entre la discoteca Bikini y la calle Loreto, donde se concentra un importante número de locales de prestación sexual. La futura normativa incide en que este tipo de negocios ya están regulados por otras normativas que impiden ubicar estos negocios en lugares donde predominan viviendas y locales comerciale­s. Además, también considera que en la zona del Bikini, sala a la que se accede desde los jardines de Sant Joan de Déu –en el interior de L’Illa Diagonal–, la oferta de restauraci­ón ya está agotada y no puede crecer más.

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Camp Nou. La clientela de bares y restaurant­es se dispara cuando se juega un partido
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DAVID AIROB Gente del barrio. Los jardines de Bacardí, en la Travessera de les Corts, muy cerca del Camp Nou, muestran la tranquilid­ad de un día sin partido del Barça
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DAVID AIROB

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