La Vanguardia

Cordialida­d entre la solemnidad

Los reyes de España visitan a sus pares belgas, que también integran la generación del relevo

- BEATRIZ NAVARRO Bruselas

Cordialida­d y cercanía, solemnidad y protocolo a partes iguales en la primera visita oficial de los reyes de España a Bélgica.

Don Felipe y doña Letizia forman parte, como Felipe de Bélgica y su esposa Matilde, de la llamada generación del relevo de las monarquías europeas. Ellos se conocen desde niños, pues el belga veraneaba en la finca de Motril de su tío el rey Balduino y la reina Fabiola, amigos personales de don Juan Carlos y doña Sofía. Ellas han coincidido en menos ocasiones, aunque tienen una edad parecida –42 años la reina española, 41 su homóloga belga– y han vivido circunstan­cias similares en los últimos tiempos, pues en ambos casos sus esposos accedieron a la jefatura del Estado abdicación mediante.

Felipe VI y la reina Letizia llegaron a Bruselas desde Luxemburgo anteayer por la tarde. Se alojaron en el área de invitados del palacio de Laeken, la residencia real, a las afueras de la capital, donde ambas parejas compartier­on una cena privada. Al día siguiente les aguardaba una agenda muy apretada que empezó a las nueve y media de la mañana con una ceremonia de bienveni- da oficial presidida por los reyes de los belgas frente al palacio real de Bruselas, con interpreta­ción de los himnos de los dos países, revista a las tropas y una amplia guardia de honor con efectivos montados a caballo, propios de una visita de Estado.

Durante la ceremonia pudo verse charlar animadamen­te a los jefes de Estado y, en paralelo, a la reina Letizia con Matilde, que además de francés, neerlandés e inglés habla también castellano. Doña Letizia lucía una trenza alrededor de la cabeza (peinado que reserva a ocasiones especiales) y una chaqueta entallada

Don Felipe y doña Letizia continuará­n su gira de presentaci­ón oficial en Roma la próxima semana

blanca, con una falda azul plomo con vuelo, y guantes de piel negros para proteger sus manos del frío, mientras Matilde apostó por un grueso abrigo verde y un tocado con plumas negras.

En el interior del palacio real, las dos parejas posaron para los medios de comunicaci­ón y firmaron el libro de honor en el salón Imperio, escenario de la ceremonia de abdicación del rey Al- berto II en su hijo Felipe el 2013. Tras mantener un encuentro oficial con los reyes belgas, don Felipe y doña Letizia se desplazaro­n hasta el palacio de Egmont. Allí les esperaban el primer ministro, Charles Michel, y el titular de Exteriores, Didier Reynders, con quienes repasaron el buen estado de las relaciones bilaterale­s y coincidier­on en abogar por una mayor integració­n europea.

A las once y media de la mañana llegaron al Parlamento federal, donde sus altos cargos les hicieron una visita guiada por el histórico edificio. En el hemiciclo, presidido por el lema “La unión hace la fuerza”, el presidente de la cámara de representa­ntes, el soberanist­a flamenco Siegfried Bracke, les contó anécdotas personales que provocaron la sonrisa de los reyes. Don Felipe y doña Letizia fueron invitados a firmar en el libro de oro de la institució­n. Abandonaro­n la sala pasando por una puerta jalonada por sendos retratos del rey Balduino y la reina Fabiola para volver a palacio, donde cerraron su visita con un almuerzo oficial con los reyes belgas.

La gira de presentaci­ón de los Reyes les llevará el próximo miércoles a Roma, donde se reunirán con las autoridade­s. La Reina se quedará un día más para participar en una conferenci­a de la Organizaci­ón para la Alimentaci­ón y la Agricultur­a de la ONU (FAO).

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Las reinas Letizia, con chaqueta de lana blanca y falda capa de seda azul, y Matilde, co
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