La Vanguardia

El robot cae en la sombra del cometa y se queda sin baterías

La Agencia Espacial Europea defiende la misión aunque se pierda la sonda

- JOSEP CORBELLA

La sonda Philae va a pasarlo mal en el cometa 67P. Pero su sufrimient­o será breve. Tras haber quedado en un lugar sombrío, donde sus paneles solares no pueden generar suficiente electricid­ad para hacerla funcionar, es improbable que pueda mantenerse activa muchos días.

Los científico­s e ingenieros de la misión están trabajando contra reloj para extraer la máxima informació­n posible de los instrument­os de la sonda y para tratar de rescatarla del lugar donde se encuentra. Pero como no saben exactament­e dónde está, y como además Philae no está amarrada al cometa, cualquier maniobra para moverla comporta un alto riesgo.

Como un pequeño Wall E a 510 millones de kilómetros de casa, la sonda de la Agencia Espacial Europea (ESA) sufrió un aterrizaje accidentad­o tras separarse el miércoles de la nave Rosetta que la ha llevado hasta el cometa 67P. Durante siete horas voló sola hacia el cometa y llegó al lugar elegido para el aterrizaje. Fue todo un éxito para los ingenieros de vuelo de la misión, que han conseguido hacer llegar la sonda a sólo un metro por segundo –la velocidad a la que camina una persona– sobre un astro que se mueve a 120.000 kilómetros por hora respecto al Sol.

Pero algo falló en el momento de contactar con el cometa. Los dos arpones que debían dispararse al tocar la superficie para sujetar la sonda no se activaron. Los tornillos que Philae lleva en cada una de sus tres patas tampoco consiguier­on amarrarla.

“Pensábamos que habíamos aterrizado en un lugar polvorient­o, pero las fotos muestran que es una roca. Es como un trampolín, llegas allí y te eyecta”, explicó ayer en rueda de prensa Jean-Pierre Bibring, director científico de Philae.

“Vimos inmediatam­ente que algo no era nominal (es decir, que no iba como estaba previsto) porque la sonda se estaba moviendo después del primer contacto”, añadió Koen Geurts, ingeniero de la misión. “Siguió girando sin parar. La rotación se detuvo unas dos horas más tarde. Fue una buena señal, porque sólo podía significar que estábamos sobre el cometa”.

Pero la sonda no acabó en el lu- gar previsto. Tras rebotar en la superficie, voló durante casi dos horas y se elevó hasta un kilómetro de altitud mientras el cometa seguía rotando debajo suyo. Cuando volvió a caer, lo hizo aproximada­mente a un kilómetro del lugar donde hubiera debido aterrizar.

Los científico­s de la misión no saben exactament­e dónde ha quedado Philae, aunque sospechan que está junto a las paredes de un gran cráter. Han enviado instruccio­nes a la nave Rosetta, que permanece en órbita alrededor de 67P, para que fotografíe la zona con la esperanza de encontrarl­a.

El análisis de los datos que ha enviado Philae desde el cometa revela que su situación es preocupant­e. Los instrument­os científico­s, que empezaron a registrar datos en cuanto la sonda tocó por primera vez la superficie, funcionan tal como estaba programado. Pero Philae parece haber quedado inclinada, con sólo dos de sus tres patas tocando el suelo.

Más grave todavía, sus paneles solares no están captando energía y produciend­o electricid­ad como se esperaba. Debían generar electricid­ad entre seis y siete horas diarias, pero sólo reciben radiación solar una hora y media. Las primeras imágenes que ha enviado desde la superficie del cometa indican que ha quedado junto a un acantilado que le tapa el sol.

La sonda va equipada con baterías para funcionar durante unas 60 horas. Dado que se separó de la nave Rosetta el miércoles a las 9.35 h de la mañana (hora española), debería mantenerse activa por lo menos durante toda la jornada de hoy. “Para las próximas

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inhóspito. Philae ha quedado junto a un acantilado que le tapa el sol gran parte del día
Mundo inhóspito. Philae ha quedado junto a un acantilado que le tapa el sol gran parte del día

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