Ucrania ya no confía en la tregua y teme una gran ofensiva rebelde
Moscú pide mantener el diálogo y EE.UU. la acusa de fomentar la guerra
Con los acuerdos de Minsk en punto muerto, el alto el fuego incumplido cada día y nada de confianza en el adversario, la guerra abierta en el este de Ucrania está a punto de estallar. Al menos, es lo que predicen tanto en Kíev como en Moscú. El ejército ucraniano y los rebeldes prorrusos se lanzan acusaciones de estar preparando una gran ofensiva. Rusia, que podría enfrentarse a más sanciones de la UE y EE.UU. en los próximos días, sigue negando que sus soldados hayan entrado en territorio ucraniano.
Para el representante ucraniano ante la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), Ihor Prokopchuk, la tregua del 5 de septiembre está acabada, Pero ayer Rusia insistía en que el alto el fuego acordado en Minsk es la única forma de poner fin al conflicto. “No se debe permitir” el fracaso de la tregua, aseguró el portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, Alexánder Lukashévich. “Sería catastrófico para Ucrania”.
Occidente acusa a Rusia de apoyar a los separatistas de las autoproclamadas Repúblicas Populares de Donetsk y Luhansk con hombres y con armas desde que lanzaron su rebelión, en abril pasado. Esta semana, Kíev y la OTAN han acusado a Rusia de meter soldados y maquinaria militar en Ucrania. En Nueva York, la representante de EE.UU. ante la ONU, Samantha Power, ha acusado a Rusia de fomentar la guerra mientras habla de paz.
“Les digo categóricamente y oficialmente que ni ahora ni en el pasado hay o ha habido tropas o movimientos de tropas rusas en la frontera, y ni hablar de una presencia de tropas en territorio ucraniano”, dijo Lukashévich a los periodistas ayer en Moscú.
La OSCE, encargada de verificar el alto el fuego, ha informado esta semana de columnas de soldados y tanques sin placas de identificación en Ucrania.
Debido a estos movimientos, que las autoridades ucranianas atribuyen a Moscú, en Kíev se cree que la posibilidad de una ofensiva es alta. Semanas atrás el líder separatista de Donetsk, Alexánder Zajárchenko, dijo que quería recuperar las ciudades perdidas antes del verano. Y la semana pasada el presidente de Ucrania, Petró Poroshenko, anunció el despliegue de tropas para prevenir ataques.
Un conocido periodista de la televisión ucraniana, Andrii Ts- aplienko, escribió en su página de Facebook que un líder separatista dijo por teléfono a unos soldados ucranianos que la ofensiva rebeldes está prevista para el domingo. “La posibilidad de una invasión es bastante alta, y tenemos que estar preparados”, dijo ayer en Kíev Zorián Shkiriak, consejo del ministro del Interior.
Los ataques y bombardeos se intensificaron después de las elecciones rebeldes del 2 de noviembre, calificadas de “ilegales” por los países occidentales y Kíev y “respetadas” por Rusia. El portavoz de Defensa ucraniano, Andrii Lisenko, informó ayer de cuatro soldados muertos y 19 heridos en Sokilniki “al repeler un ataque” de los rebeldes.
Muchos expertos creen, a pesar de la tensión, que una guerra a gran escala es poco probable al inicio del invierno.
La República Popular de Donetsk ha hecho varios llamamientos para rehacer los acuerdos de Minsk. Ayer el representante en las conversaciones, Denís Pushilin, hizo un llamamiento para una nueva reunión del Grupo de Contacto (Ucrania, rebeldes y Rusia, bajo supervisión de la OSCE), que podría tener lugar en los próximos diez días. Pero no es probable que Kíev tome una decisión en un sentido u otro de forma inmediata, ya que los políticos negocian estos días una coalición de gobierno tras las elecciones legislativas del pasado 26 de octubre.
El politólogo Konstantín Bondarenko indica que lo importante es saber qué fuerza política llevará el peso de la coalición, el Bloque de Petró Poroshenko, o el Frente Popular del primer ministro, Arseni Yatseniuk. “El equipo de Poroshenko apuesta por una gran coalición, pero eso diluiría la fuerza de Yatseniuk”. Poroshenko parece apostar por la negociación para solucionar el conflicto. Yatseniuk, por el contrario, es partidario de no renunciar a la vía militar.
Los rebeldes prorrusos piden otra reunión del grupo de Minsk en los próximos diez días