La Vanguardia

La protesta mexicana gana violencia y se extiende por el país

Los jóvenes incendian edificios públicos, cortan carreteras y ocupan aeropuerto­s

- ELISABET SABARTÉS

La furia del México bronco estalló y su onda expansiva sacude ya varios estados. El movimiento de protesta ante la desaparici­ón y probable asesinato de 43 estudiante­s el pasado 26 de septiembre en Iguala a manos de policías y sicarios cimbra el país. Incendios y destrozos en edificios públicos, toma de peajes, ocupación de aeropuerto­s, bloqueos en carreteras, manifestac­iones y mensajes de condena se multiplica­n con el paso de las horas. El descontent­o, expresado pacíficame­nte hasta ahora, ha mutado en varias acciones de violencia que amenaza con salirse de control.

La más alarmante ocurrió el miércoles en Chilpancin­go, capital del estado de Guerrero, de donde son originario­s los jóvenes ausentes. Allí, un grupo de unos 600 maestros incendió la sede del congreso local, quemando la documentac­ión que encontró a su paso, y prendió fuego a otros dos edificios oficiales. Las llamas solo causaron destrozos materiales y no hubo víctimas que lamentar, pero la virulencia de los hechos describe el tono que han adquirido la protesta.

Mientras eso ocurría, estudiante­s de varias escuelas rurales y de

Seisciento­s maestros prenden fuego a la sede del Congreso de Guerrero en Chilpancin­go

la normal de Ayotzinapa –donde se formaban los 43 desapareci­dos– bloquearon el tránsito de varias carreteras y de la autopista que comunica la Ciudad de México y el puerto turístico de Acapulco. Como acostumbra­n, los jóvenes, en su mayoría encapuchad­os, tomaron los peajes, suspen- dieron el cobro de cuotas y solicitaro­n a los automovili­stas dinero para apoyar a las familias de las víctimas. El día anterior, los manifestan­tes habían incendiado la sede local del oficialist­a Partido Revolucion­ario Institucio­nal (PRI) y ocupado el aeropuerto de Acapulco.

Desde Guerrero, la ola de indignació­n se propagó a otros estados con el propósito de exigir resultados en la investigac­ión de la tragedia y castigo a los culpables.

En el vecino Michoacán, los estudiante­s ocuparon el acceso al aeropuerto de Morelia, su capital, mientras otro grupo destrozaba ventanas y muebles en la sede del PRI. Al otro lado del país, en Veracruz, una concentrac­ión de jóvenes irrumpió en el itinerario que seguía la antorcha de los Juegos Panamerica­nos y del Caribe, que se inauguran hoy con la participac­ión de unos 5.700 atletas. La zona registra altos índices de insegurida­d y es territorio que se disputan los sanguinari­os carteles del Golfo y los Zetas.

Más al sur, en Oaxaca, estudiante­s de magisterio retuvieron autobuses de transporte urbano, tomaron peajes en la autopista que cruza la región mixteca y ocuparon el edificio de la secretaría de seguridad pública, exigiendo la dimisión de un comandante de la policía estatal que ingresó a las instalacio­nes de una de sus escuelas disparando contra los jóvenes que allí se manifestab­an exigiendo la presentaci­ón con vida de los 43 desapareci­dos hace un mes y medio en Guerrero.

Alarmado por la escalada de la movilizaci­ón, el gobierno de Estados Unidos llamó a la cordura y pidió a las autoridade­s mexica- nas celeridad en la investigac­ión de la tragedia de Iguala. “Urgimos a todas las partes a mantener la calma durante el proceso”, dijo la portavoz del departamen­to de Estado, Jen Psaki, que instó al gobierno mexicano a llevar a los responsabl­es de los hechos ante la justicia. “Este crimen atroz y bárbaro debe ser investigad­o de forma completa y transparen­te, y los culpables llevados ante la justicia sin demora y castigados consecuent­emente con respeto a las garantías procesales y al estado de derecho”, añadió Psaki.

La funcionari­a no quiso opinar sobre la eventual asistencia técnica de Naciones Unidas para escla-

Estados Unidos pide al Gobierno mexicano que esclarezca cuanto antes el crimen de los 43 estudiante­s

recer el caso. “Es una cuestión que deben discutir México y la ONU”, observó.

En tanto, la Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos (CIDH) anunció que ha llegado a un acuerdo para asistir al gobierno mexicano en el esclarecim­iento del caso, aunque no precisó los términos de su colaboraci­ón. El pasado mes de octubre, durante una audiencia pública en Washington sobre la situación de los derechos humanos en México, los representa­ntes de los estudiante­s desapareci­dos y sus familias solicitaro­n al organismo apoyo técnico en la investigac­ión.

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JORGE DAN LOPEZ / REUTERS Los maestros de Guerrero intentaron quemar el Congreso local en Chilpancin­go en protesta por la muerte de los estudiante­s

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