El policía de Nueva York que jugaba a ser un caníbal sale en libertad
Trajeado y encorbatado, su imagen daba poco juego con la descripción que le hizo famoso en Nueva York: “El policía caníbal”.
Gilberto Valle, de 31 años, abandonó el miércoles el edificio de los juzgados del bajo Manhattan como un hombre libre. “Mi legado pasa por no ser más el policía caníbal”, afirmó el exagente, que todavía seguirá un año bajo supervisión y atención psiquiátrica. Ha encontrado una nueva inspiración en su vida, que es la de estudiar para convertirse en abogado defensor. “Estoy listo para rehacer mi vida”, dijo.
Valle causó sensación en el 2012 cuando fue detenido. Sobre él cayeron sus excompañeros porque su propia esposa descubrió, en un descuido, que él mantenía contactos por internet en los que supuestamente preparaba el secuestro y muerte de mujeres, a las que luego cocinaba. Entre ellas, estaba su propia esposa.
En marzo del 2013, un jurado le declaró culpable. Estuvo 21 meses en prisión, siete de ellos encerrado en solitario. El pasado junio, el juez federal Paul Gardephe revocó la condena, que le habría dejado entre rejas de por vida. El magistrado dijo que la única prueba del delito estaba en internet y no era más que “un juego de la fantasía”, por horrible que sea. Ordenó su confinamiento en el hogar de su madre, le impuso una pulsera electrónica y le prohibió el acceso a internet.
Quedaba pendiente una posible condena por el uso del archivo policial para localizar mujeres. Ayer esto quedó en un año, por lo que Valle recuperó totalmente su libertad. Ya puede acceder a la red, con la única salvedad de entrar en webs fetish.
“Nunca habría hecho –añadió– esas cosas de las que hablaba en internet. Lo que necesitaba era ayuda, no una acusación”. Pidió perdón a todas las mujeres –algunas amigas– y a su esposa.
Aunque se le permite ver a su hija de tres años, le han prohibido acercarse a cualquiera de “sus potenciales manjares”.