Menos coches diésel. propuesta del RACC
El objetivo es bajar la contaminación
Los diésel de más de diez años contaminan de un modo muy superior al resto de vehículos que circulan por Barcelona. Cualquier medida encaminada a retirarlos de las calles debería ser una prioridad para las administraciones, según un último informe del RACC en el que se recogen las principales observaciones que el club de conductores hace al proyecto de plan de movilidad urbana de Barcelona que ha redactado el Ayuntamiento. “Nos gusta mucho la música del proyecto, pero la letra no tanto”, dijo ayer el director de la fundación RACC, Miquel Nadal.
La necesidad de dar subvenciones a los propietarios de estos vehículos para que los renueven o una modificación, por ejemplo, del impuesto de circulación que penalice su uso son algunas de las propuestas que lanza el RACC para ayudar a alcanzar la gran meta del Ayuntamiento como es la de reducir los gases contaminantes en la ciudad un 21% en el 2018. Barcelona no tiene una muy buena calidad del aire. El tráfico rodado es uno de los focos más importantes de esa polución que debería reducirse tanto por salud pública como por exigencia de las normativas de Unión Europea. En el caso barcelonés, también se suman el impacto contaminante, por ejemplo, de los cruceros y también de los equipos de calefacción. Por ejemplo, se calcula que en Barcelona circulan unos 3.000 o 4.000 taxis diésel de más de diez años.
El RACC coincide con el diagnóstico del Ayuntamiento de Barcelona, pero espera mayores con- creciones sobre cómo alcanzar las metas fijadas. Para esa mejora de la calidad del aire, la administración barcelonesa propone tres ejes principales: la implantación progresiva de la red ortogonal del servicio de autobús municipal, una nueva gestión del aparcamiento y la implantación funcional de las supermanzanas en el año 2018.
Hay que detenerse en el asunto de las supermanzanas. “Se trata de una de las propuestas urbanísticas más osadas de los últimos tiempos; un nuevo plan Cerdà, que no se ha sometido a un debate profundo y que tiene una fecha de implantación muy cercana”, matiza el director de la Fundación RACC. El proyecto municipal recoge la agrupación de varias manzanas, en el Eixample, por ejemplo, nueve, en cuyo cuadrante interior estaría muy limitada la circulación, que quedaría
Este club de conductores presenta varias alegaciones al plan de movilidad urbana de Barcelona
sólo autorizada en su perímetro. “Nos parece una propuesta muy interesante, pero a los conductores hay que darles alternativas”, apuntala Nadal.
En lo referente al aparcamiento, Nadal asegura que aunque el Ayuntamiento no lo concreta da a entender que podría subir las tarifas. Bien. El RACC, aunque está a la espera de que le den respuesta a sus alegaciones al plan de movilidad que presentó en septiembre, se adelanta y propone que la regulación del estacionamiento se haga de modo discriminatorio que no suponga un aumento de recaudación. “Deberían modificarse las tarifas en función de la zona de la ciudad, los horarios y el tipo de vehículo, de tal manera que se acabara pagando lo mismo que ahora”, añade Nadal. Algunos de los vehículos que deberían pagar más serían por ejemplo los más contaminantes, como los diésel más antiguos.
Respecto a la implantación progresiva del bus ortogonal, el RACC aboga porque no sea paulatina sino mucho más rápida y decidida. “Está funcionando muy bien y no vemos por qué esperar”, concluye Nadal.