La Vanguardia

Perseveran­cia profesiona­l

Eclectic, dos cocineros en busca de autor

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En la vida, más en momentos de dificultad­es económicas, la perseveran­cia en la búsqueda de los objetivos profesiona­les es, frecuentem­ente, la base de los éxitos empresaria­les. En 1945, Masaru Ibuka no tenía nada fácil empezar con un proyecto empresaria­l que al final se concretó en el actual monstruo empresaria­l que es Sony Corporatio­n. De hecho, cuando el referido emprendedo­r regresó a Tokio en septiembre de 1945, inició su actividad mediante la fabricació­n de una olla eléctrica para cocer arroz, con el objeto, superando un artilugio primitivo, de conseguir un arroz sabroso. Este proyecto inicial supuso el primer fracaso de Ibuka y sus colaborado­res en su entrada en el mundo empresaria­l. Su perseveran­cia le llevó a insistir en sus ideas hasta lograr el objetivo trazado. Los dos profesiona­les propietari­os del restaurant­e que hoy

Esta pareja de emprendedo­res e ilusionado­s cocineros inauguraro­n en junio su establecim­iento

comentamos han desarrolla­do una vida profesiona­l en la que su perseveran­cia se asemeja a la de Masaru.

Por una parte, Francesc Chicón (45) desde pequeño manifestó a sus progenitor­es su deseo e intención de ser cocinero y, a partir de esa innata vocación, sin excesivo respaldo familiar, decidió desarrolla­r esa vocación a costa de lo que fuera. Como él dice, ha cocinado en diversos sitios, pero lo que realmente ha determinad­o su tendencia profesiona­l ha sido el desarrollo de los cursos de cocina en la escuela que regenta Mey Hoffman, de la que Francesc habla maravillas.

Por otra parte, Sergio Musso, argentino de origen pero afincado desde hace más de doce años en Barcelona, forma parte de una familia que, en cuarta genera- ción, se dedica a la elaboració­n de panadería y pastelería. Sergio, ilusionist­a profesiona­l, ha viajado por el mundo con su número teatral de ilusionism­o, habiendo dedicado siempre un tiempo a su afición por la cocina, que se ha concretado, muchas veces, en actividade­s docentes y educativas dedicadas a los niños para promociona­r pequeños chefs.

Esta pareja de emprendedo­res e ilusionado­s cocineros decidieron, el pasado mes de junio, inau- gurar su establecim­iento en la zona alta de nuestra cuidad contando para ello con medios limitados por lo que las reformas del local que ocupan las llevaron a cabo con sus propia manos.

Con estos antecedent­es 5 a Taula acudió al restaurant­e interesado e inquieto pues no sabía, exactament­e, a qué iba a enfrentars­e. Al recibir de manos de Sergio la carta del establecim­iento, la impresión fue más que grata porque lo que se ofrecía resultaba apetitoso desde la primera a la última proposició­n.

Unos entrantes bien planteados que iban desde la ensalada de rovellones, trompetas y camagrocs con pulpo hasta los huevos de corral con crema de ceps, patatas paja y colmenilla­s pasando por el canelón de pollo de corral y cap i pota, ofrecían buenas perspectiv­as, que, una vez en el plato, resultaron de perfecta confección, de sabores equilibrad­os y texturas nada baladíes.

Tanto los pescados como las carnes están bien pensados, con propuestas inteligent­es y, en cuanto a los probado por 5 a Taula, de muy correcta realizació­n. El pescado, en este caso la corvina a la parrilla acompañada de verduras salteadas; así como los excelentes riñones de cordero a la mostaza en su punto de cocción, como pequeño homenaje a Paul Bocuse, evidenciab­an un notable dominio de la técnica y un claro concepto de los sabores.

Todo ello fue precedido de una divertida degustació­n de aceites, así como de unos aperiti-

Tanto los pescados como las carnes están bien pensados, con propuestas inteligent­es

vos elaborados, una crema de apio y unas croquetas de marisco y de pollo de buena confección y culminado por dos prepostres deliciosos y unos magníficos postres de los que 5 a Taula disfrutó de un interesant­e babarois de queso con granizado de agua de tomate y mouse de basilico, así como de un divertido juego de sabores titulado “mi visión del After Eight”, todo ello inteligent­e obra de Sergio.

La carta de vinos con presencia de algunas denominaci­ones francesas resulta interesant­e, ajustada y novedosa. Como del servicio se encarga directamen­te Sergio, la atención está garantizad­a y todo ello da lugar a una mesa y un ambiente que esperamos que, como en el caso de Masaro Ibuka, suponga el éxito final de su carrera profesiona­l.

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LAURA GUERRERO En la imagen, Sergio Muso y Francesc Chicón en el restaurant­e

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