Lo imborrable
Tercera visita de Paolo Conte al Festival Internacional de Jazz de Barcelona, con buena respuesta de público, aunque sin llegar al sold-out. A su paso por la sala sinfónica de L’Auditori, el cantautor presentó su muy reciente disco, Snob, en exclusiva en el Estado español. Aunque como ya anunció en declaraciones a Esteban Linés a este diario, se detuvo más bien poco en el contenido de este trabajo. Así, acudió a temas como Snob o Argenti- na, solemnizándolos con un tratamiento musical mínimo, pero no poco impactante.
Con diez instrumentistas de lo más polifacético y versátil, Conte nos regaló los sentidos, el cerebro y el corazón, con un repaso a su imbatible cancionero, al piano la mayoría de las veces, y oficiando sólo como vocalista en otras. De una u otra manera, fue conduciéndonos por el rico universo musical y lírico que le avala como el gran padrino de la canción de autor continental. Una propuesta con indudables mimbres nostálgicos, pero que trasciende esta marca, proyectándose hasta el noble territorio de lo imborrable.
La actuación se desarrolló en dos partes divididas por una pausa de veinte minutos. En la primera, trazó un buen rumbo de navegación mediante gemas como Sotto le stelle del jazz, Come di, o la espléndida Alle prese con una verde milonga. Pero lo mejor estaba por aún por llegar.
Al reprender la actuación con Dancing, este abogado de scat ronco enamorado del jazz y el juego fonético, desveló que afrontaba el segundo round de la noche con muchos ases en la manga. De este modo, la extraordinaria melancolía de Gioco d’azzardo, precedió a la alta graduación vital de Gli impermeabili, dando lugar más tarde a una formidable lectura de Max, con cautivadores apuntes de marimba. Apuntando al fin de la gala, facturó lo mejor de su concierto con Diavolo rosso, apoyado en tres guitarras batidoras y un irresistible aire zíngaro en los lucimientos de viento y violín.