Música más bella que la vida
Se titula King size, pero, irónicamente, es una de las obras más pequeñas realizadas por el director suizo Chris-
Una escena de King size, que hoy se representa en El Canal de Salt
toph Marthaler, acostumbrado a enormes montajes no siempre fáciles de trasladar ni por dimensiones ni por coste. En este caso, los intérpretes son cuatro y, sonríe la cantante y actriz Tora Augestad, los elementos escenográficos –incluida, claro, una deseada cama King size– caben en un pequeño autobús. Que ya está en el festival Temporada Alta: la obra se repre- senta hoy y mañana en el teatro El Canal de Salt.
¿El argumento? Pues lo único que está claro es que la cama es grande. El espectador ve a una pareja en una habitación de hotel. O quizá sea una habitación de su propia casa. Y con ellos hay también una mujer mayor. Y hay mucha música: después de todo, uno de los intérpretes de la obra, Michael von der Heide, representó a Suiza en Eurovisión hace sólo cuatro años.
“No entendemos muy bien –dice Tora Augestad– qué hace esa gente, quiénes son, es un secreto. Y con ellos pasamos por la historia de la música, con mucho Schumann y mucha música pop. Es una obra melancólica, porque los personajes tratan de comunicarse, conocerse, enamorarse, pero el único momento en el que lo logran es con la música, y cuando para, también lo hace la comunicación”.
Por suerte, la música abunda, y la hay en muchos idiomas y estilos, desde folk germánico a los Jackson Five, desde la obertura del Tristán e Isolda de Wagner a Satie o chanson francesa. La cuestión, dice Augestad, es que “mucha gente cuando ve el espectáculo siente que la vida nunca es tan maravillosa como parece en la música. Quizá estamos soñando durante estas canciones. La vida no es así. O lo es sólo a veces”, sonríe.