La última obsesión de Bielsa
SEl ‘Loco’ vuelve con elOlympique para medirse con un Espanyol que lo trajo a Europa y que nunca ha derrotado
ólo hay un argentino que en lugar de pasearse con el mate y su bombilla lo haga con una taza de café e incluso llegue al extremo de disfrutar de ella, sorbo a sorbo, en un banquillo de fútbol durante la disputa de un partido. Ese es Marcelo Bielsa, el Loco por méritos propios, el técnico que está revolucionando el fútbol francés desafiando el poder del dinero para llevar al liderato al Olympique de Marsella y que hoy vuelve a Barcelona para medirse en un encuentro amistoso con el Espanyol (16 h), el club que le permitió dar el salto a Europa y a la albiceleste a la vez. Fue el propio Bielsa quien, en su afán por que sus hombres siguiesen compitiendo pese al parón de selecciones, pidió a su club que sondease la opción de enfrentarse al Espanyol, donde el técnico conserva amistades y alguna cuita. Dicho y hecho, ya que Sergio González también buscaba algún bolo de preparación.
Aunque su paso por Barcelona no superó los tres meses del verano de 1998 y sus números fueron más que modestos, el técnico de Rosario dejó huella desde el momento en que el presidente españolista, Dani Sánchez Llibre, y el director deportivo, Fernando Molinos, fueron a buscarlo a Argentina después de haber ganado el torneo Clausura argentino con Vélez Sarsfield. “Nos recibió en su casa, le realizamos la propuesta y
TRAYECTORIAS CRUZADAS El técnico quiso relegar al filial a Sergio González, ya con ficha del primer equipo, y este se rebeló; hoy vuelven a verse las caras
nos pidió que esperásemos un momento allí mismo, que tenía que pensárselo –explica el ahora expresidente–. Nos tuvo más de una hora en compañía de unos gatos que entraban y salían. De repente apareció y nos dijo que lo llamásemos en cuanto llegásemos a Barcelona y nos comunicaría su decisión. Como hacíamos escala en las Canarias, lo llamamos desde allí. ‘Ustedes aún no están en Barcelona’, nos dijo. Cuando le vol- vimos a llamar ya nos dio el sí”. Que Pochettino, a quien él había llevado años antes a Newell’s, hubiese recalado en Barcelona fue un argumento poderoso. Como también poderse llevar a Martín Posse y poder contar con Iván Helguera.
La de Bielsa y el Espanyol pronto se convirtió en una historia de amor-odio. Sin haber ganado ningunos de los cuatro primeros partidos de pretemporada, el Espanyol sólo pudo superar en los penaltis al Atlético en el Ciutat de Barcelona. En aquel partido estaba José Pékerman, entonces director técnico de la AFA, que llegaba con el encargo de su presidente, Julio Grondona, de proponer a Bielsa el cargo de seleccionador argentino tras la renuncia de Passarella. Fue el principio del fin antes de empezar la Liga. Tras muchas reuniones con la directiva y un sinfín de llamadas –algunas de madrugada– para que lo dejase marchar, Bielsa acordó permanecer en la entidad hasta final de ese año. Pero los resultados tampoco llegaron –el Espanyol sólo ganó un amistoso, ante el Juventus, y un partido de Liga bajo sus órdenes– y Bielsa se despidió el 19 de septiembre tras perder en Valladolid.
Sus métodos poco ortodoxos metieron en más de un compromiso a la entidad, especialmente después de que uno de sus colaboradores fuese sorprendido vestido de jardinero en un entrenamiento de uno de sus equipos rivales. El técnico también rechazó un vehículo que le ofreció el club cuando el coche de segunda mano que llevaba lleno de cintas de vídeo y que lavaba en uno de los aparcamientos del estadio de Montjuïc se convirtió en motivo de chanza.
También condenó a Bielsa su rechazo a la Copa Intertoto, donde mandó a competir al filial de Paco Flores y donde ya despuntaban los Tamudo, De Lucas o Soldevilla. Con ellos quiso a enviar a Sergio González, con ficha del primer equipo. El jugador se negó, en el primer acto de rebeldía de la plantilla contra el técnico. Hoy, Sergio dirige a un Espanyol que vuelve a recibir al Loco tras hacerlo cuando dirigía a Argentina en el partido del centenario del club y con el Athletic Club en su última aventura en la Liga. Su interés por regresar no es gratuito: Bielsa no ha derrotado al Espanyol en esos cinco duelos. Hacerlo es su último desvarío.