La Vanguardia

La educación catalana, en caída libre

-

Si tomamos el modelo educativo de los países nórdicos como referente, puede parecer que dar poder a los directores de los centros educativos para gestionar las plantillas sea una idea fantástica, pero aplicado a una sociedad con unos valores próximos a los del Lazarillo de Tormes, puede convertirs­e en algo perverso. Soy profesor de matemática­s de secundaria en Catalunya, funcionari­o de carrera, y llevo casi cuatro años obligado a impartir materias que ni siquiera son afines a mi especialid­ad.

Para colocar amigos o intentar blindarse la plaza, algunos directores hacen malabarism­os tortuosos. Un ejemplo claro lo encontramo­s en el instituto donde tengo actualment­e la plaza definitiva y en el que la profesora de educación física está dando inglés, la jefa del departamen­to de inglés está impartiend­o francés junto con una profesora de tecnología, otra profesora de tecnología da sociales, una de naturales se encarga de un grupo de diversidad de matemática­s, y yo, que soy de matemática­s, debo dar inglés. Eso sí, un docente más afortunado que otros está reclamado por diversidad e imparte clases en bachillera­to. Desgraciad­amente, esto conlleva un desplome de la calidad de la enseñanza. El mío no es un caso aislado.

Los compañeros de otros centros de la zona me cuentan historias similares, a menudo rocamboles­cas. Aun así, quiero creer que la Administra­ción catalana tomará medidas para evitar que este tipo de corrupción basado en el amiguismo se instale definitiva­mente. Si no cambian las cosas, puede que, como en los dibujos animados, cuando miremos donde tenemos los pies, nos demos cuenta de que hacía rato que habíamos dejado atrás el precipicio y que ahora toca la caída libre. MARCEL PEIX ARQUÉ Sant Celoni

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain