Castaño: “Se me juzga sin oírme”
La imputada viuda de Cela aplica la divisa del escritor de que “el que resiste gana”
En España, el que resiste gana. Este era el lema de Camilo José Cela. Y bajo esa divisa dice haber actuado Lola Ramos, la vecina de Padrón que desde el año 2004 hizo acopio de la documentación sobre irregularidades en la Fundación Camilo José Cela que ha sido el detonante de la imputación de la viuda del escritor, Marina Castaño, el gerente de la entidad y el mayordomo familiar. Y ayer fue la propia Castaño la que se aplicó a resistir para intentar ser exonerada de los cuatro delitos que se le atribuyen, malversación, estafa, apropiación indebida y fraude. Ella niega esas presuntas irregularidades, asegura ser víctima de una campaña orquestada en su contra, como una “causa general”, ante la que afirma sentirse indefensa.
La quebrada Fundación Cela, con sede en la Casa de los Canónigos de Iria Flavia, en Padrón, tuvo que ser rescatada por la Xunta de Galicia en abril del 2012 y, tras haber efectuado una muy polémica gestión, Marina Castaño fue apartada del patronato.
“Se me ha juzgado en los medios de difusión sin oírme, sin pruebas e, incluso, sin juez”, afirma la periodista Castaño en un comunicado de prensa difundido ayer como reacción a la noticia de su imputación por el juzgado número 2 de la localidad coruñesa de Padrón. “Es obvio que la denuncia sólo buscaba hacer daño y no un proceso sereno basado en hechos ciertos”, sostiene la viuda del premio Nobel gallego.
El juzgado de Padrón está a la espera de un informe de la fiscalía para fijar la fecha de la declaración de Castaño, junto a la que es- tá también imputados el exgerente de la Fundación, Tomás Cavanna Benet, y Rubén Darío V. M, que fue mayordomo en la casa de la periodista en Madrid. Lola Ramos, la denunciante del caso, sostiene que ejercía esa función en la capital de España, aunque figuraba como ordenanza en la insti- tución de Padrón. Esa supuesta confusión entre las actividades privadas y las de un organismo subvencionado por las administraciones públicas constituía, según la fiscalía, una práctica habitual en la fundación.
La imputación de Castaño se produjo a raíz de la denuncia pre- sentada hace dos años por el fiscal de Santiago, por un supuesto delito de malversación de caudales públicos, así como el posible desvío a una sociedad privada de las devoluciones del IVA a la Fundación Cela, exenta de tributación, mientras se cargaban, supuestamente, gastos privados a la entidad cultural. La desviación se habría producido a través de la sociedad Lengua y Literatura, de la que tenía un 80% de su capital la Fundación Cela mientras el 20% restante era de Letra y Tinta, una sociedad de Castaño.
En su comunicado de ayer, la viuda del novelista gallego afirma que de ninguno de los tres informes periciales de la perito designada por la Agencia Tributaria se desprende que haya cometido delito alguno. Asegura que en uno de ellos se afirma que ingresó íntegramente las cuotas del
Pendiente de declarar ante el juzgado, la viuda de Cela proclama su inocencia en un comunicado
IVA. En esta línea, Castaño proclama que “nadie se ha lucrado con un solo euro de la actividad mercantil y lícita”.
“Siempre he cumplido la ley”, proclama Marina Castaño, que también niega las irregularidades que se le atribuye en las retribuciones del personal y se escuda en que las cuentas de la fundación fueron auditadas anualmente y aprobadas por el patronato. Asimismo, presume de haber colaborado con la investigación judicial que se efectúa en el juzgado de Padrón.
En esa estrategia de resistir a toda costa, Marina Castaño afirma que las informaciones publicadas en la prensa sobre las irregularidades en la fundación suponen una violación de su presunción de inocencia y le ocasionan un daño personal “irreparable y gravísimo”. La viuda del escritor está casada desde junio del 2013 con el cirujano Enrique Puras.