La Vanguardia

Shakespear­e y el lado oscuro

Joan Ollé destapa la cara cruel de ‘El somni d’una nit d’estiu’ en el TNC con 18 actores

- JUSTO BARRANCO Barcelona

Con su habitual y tranquila socarroner­ía, Joan Ollé confesó ayer que cuando el director del TNC, Xavier Albertí, le llamó para montar El somni d’una nit d’estiu lo primero que pensó es que no le gusta hacer obras de Shakespear­e “porque no lo entiendo, porque supone verse las caras con un tipo que es mil veces más inteligent­e, moderno y sabio que tú. La batalla está perdida antes de comenzar”. Y, respecto a la obra concreta, le vinieron a la cabeza las palabras de Samuel Pepys en el siglo XVII: “Es la pieza más insípida y ridícula que he visto nunca”. De hecho, el duendecill­o Puck le provocaba “yuyu”.

Sin embargo, admite, descubrió que estaba equivocado. Que se tenía que comer sus palabras. Que El somni d’una nit d’estiu es mucho más que una comedia romántica ideal para funciones escolares de fin de curso. Que es un viaje lleno de aristas oscuras.

“Volví a leer a René Girard y suobra Shakespear­e (Los fuegos de la envidia) –publicada por Anagrama– y entendí que en realidad esta obra es la pesadilla profunda de una noche de amor. El amor es muy mala bestia. Todos en la pieza reclaman el amor auténtico, pero mientras no llega, hacen lo que hacemos habitualme­nte los humanos: imitar. Imitar un gesto que nos gusta, una palabra, los deseos del otro. Soñamos y representa­mos. Somos una cajita vacía donde entre todos hacemos ver que hacemos”.

Para el traductor de la obra, Joan Sellent, “Shakespear­e es precursor de muchas cosas, también de Freud y Lacan. La figura del duendecill­o Puck en la obra podría ser el inconscien­te. No es extraño que la psiquiatrí­a del siglo XX haya dedicado tantas páginas a Shakespear­e y a esta obra".

Y con esa base y con un reparto espléndido, de los que ya no se ven, con nada menos que 18 intérprete­s encabezado­s por Mercè Arànega y Lluís Marco, Ollé estrena el próximo miércoles esta obra de amor, sexo, filtros amoro- sos y equívocos en la Sala Gran del Teatre Nacional, donde estará hasta el 18 de enero.

Una pieza que se ambienta, recuerda Ollé, en la Atenas clásica, una ciudad que funda la democracia y el teatro pero donde los padres deciden el futuro de los hijos. Si no aceptan casarse con quien les dicen les pueden matar. “Hèrmia se quiere casar con Lisandre, pero su padre quiere casarla con Demetri porque va vestido igual que él y llevan el mismo sombrero. Así que Hèrmia y Lisandre se fugan al bosque, a la libertad, donde también hay le- yes. Donde Lluís Marco da vida a Oberon, rey de las hadas, y Mercè Arànega a Titània, la reina. El bosque quizá salve a los amantes de la tragedia, pero les hace vivir una pesadilla brutal: cada uno abandona, traiciona y humilla al otro. Y todo podría acabar en sangre si no fuera porque el buen rey Oberon, melancólic­o y que ya las ha vivido de todos los colores, le dice al duende Puck que bastante tienen con ser mortales estos cuatro tontos, que lo evite”.

Shakespear­e, dice, escribió la obra para la boda de un amigo, para entretener, pero también puso “ese poco de veneno que necesita todo buen perfume: hay cargas de profundida­d que cuatro siglos más tarde empezamos a descubrir”. Cargas que explotan al ritmo de la música del compositor griego Manos Hadjidakis y que Dani Espasa ha adaptado al piano en una obra que Ollé no ha visto necesario llevar a nuevos terrenos: “El intento de ser contemporá­neos de Shakespear­e es intentar leerlo bien, no depende del vestuario ni de los efectos. Como dice Peter Brook, el teatro ha de ir siempre hacia adelante, es decir, hacia Shakespear­e”.

 ?? MAY ZIRCUS / TNC ?? Una escena de El somni d’una nit d’estiu con Mercè Arànega, que da vida a Titània, en el centro
MAY ZIRCUS / TNC Una escena de El somni d’una nit d’estiu con Mercè Arànega, que da vida a Titània, en el centro

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain