Starbucks, ¿la receta de café más cara del mundo?
Bruselas desvela por qué cree que Holanda da ayudas públicas ilegales, en forma de recortes de impuestos, a la cadena de cafeterías global
Indagando en el complejo entramado empresarial de la cadena de cafeterías Starbucks en Europa, Bruselas se ha topado con la que puede ser una de las recetas de café más caras del mundo, al tiempo que más variable. Una receta que, además, parece más bien ser “instrucciones de elaboración” y que por su elevada y arbitraria cuantía está en el corazón del acuerdo que permite a la empresa desviar a Holanda los beneficios de sus actividades en Europa y, según la Comisión Europea, pagar “varios millones de euros” menos en impuestos de lo que le correspondería.
Así consta en el documento hecho público ayer por el Ejecutivo comunitario sobre la ya conocida investigación oficial abierta a las autoridades holandesas por sus tratos con Starbucks. El caso demuestra –como, en pleno escándalo por las revelaciones de Luxleaks, insiste en destacar su presidente JeanClaude Juncker– que no sólo Luxemburgo ha podido dar presuntos tratos de favor a empresas para que se instalaran fiscalmente en su país. La polémica ha ensombrecido el arranque de la nueva Comisión, que ha respondido a quienes dudan de su credibilidad con una ofensiva legislativa contra la evasión fiscal.
El expediente comunitario, abierto sólo en junio de este año por el entonces comisario de Competencia Joaquín Almunia, se centra en el acuerdo fiscal suscrito entre Starbucks y Holanda cuando la compañía fijó en este país su sede europea, en el 2001. Bruselas sospecha que los royaltis que Starbucks Manufacturing EMEA (que agrupa sus actividades en Europa) paga a una entidad situada en Reino Unido,no sujeta a impuestos, por el uso de la marca y, sobre todo, la receta para tostar el café sirve en realidad para reducir su base imponible.
Las autoridades holandesas, según consta en la versión no confidencial del documento, no han sabido explicar el motivo de las amplias fluctuaciones en en el pago de royaltis: unos años han pagado un millón de euros, otros doce millones, sin que haya una correlación con la evolución de las ventas. Bruselas cuestiona el amplio margen de la compañía para fijar ese concepto y sospecha que se determina en fun-
La Comisión Europea cree que los royaltis por la receta de tostar café se fijan según los beneficios
ción de los beneficios. “Ajustan la cifra hasta llegar al resultado que parece que ya tenían en mente de antemano”, aseguran fuentes comunitarias. La compañía aún hace una segunda ronda de ajustes. “Se dice que no se puede valorar fácilmente el valor de la propiedad intelectual pero en este caso parece especialmente simple”, añaden.
Bruselas sospecha que estos ajustes llevan a una base imponible inferior a la que le correspondería y cree que esto supone una ayuda pública ilícita. El gobierno holandés replicó ayer que este acuerdo “está en línea con la legislación internacional” y encaja con su estrategia de “crear un ambiente atractivo para las inversiones”, dijo su ministro de Finanzas Eric Wiebes. La Haya tiene un mes para enviar sus alegaciones a la Comisión Europea que, por el momento, afirma tajantemente que no tiene “ningún elemento” que le indique que este trato fiscal sea legal.
Si Bruselas confirma su análisis preliminar y cree poder demostrar que Holanda ha dado una ayuda de Estado selectiva y contraria a los tratados, podría pedir a Starbucks que devuelva el apoyo recibido en forma de recortes de impuestos. No hay cifras oficiales pero la cantidad a devolver por la primera cadena de cafeterías del mundo no sería comparable al del caso Apple, advierten fuentes comunitarias respecto ala investigación abierta a Irlanda por ayudar a la tecnológica. Bruselas también ha expedientado a Luxemburgo por su trato al brazo financiero de Fiat y la librería virtual Amazon.