La Vanguardia

“¡Vean y copien gratis nuestras casas ecológicas en internet!”

Tengo 35 años y mi mejor trabajo ha sido construir casas de Frank Gehry y Shigeru Ban para las víctimas del ‘Katrina’. Nací en Carolina del Norte; vine a Nueva Orleans para tres semanas y llevo ocho años. Se puede edificar para todos a bajo precio con ta

- LLUÍS AMIGUET

vencieron para meterme con Brad en esto. Brad le dijo: “Bill, he leído tu libro Cradle to

cradle y te voy a dar la oportunida­d de poner lo que sabes al servicio de la gente; no de los más ricos, sino de todos”. Bill aceptó.

¿Qué hicieron? Listas de nuevos materiales y soluciones absolutame­nte ecológicas bajo los exigentes estándares de Bill. Y además de los mejores materiales y un buen precio, todos queremos que nuestra casa sea bonita, ¿no?

Siempre quedas mejor. Por eso Brad fue llamando personalme­nte a las catorce mejores firmas de construcci­ón y arquitectu­ra del mundo y convenció a Gehry y a Ban y a otro Pritzker california­no, Thom Mayne, además de a las mejores promesas del Instituto Americano de Arquitecto­s, de que fueran a Nueva Orleans a hablar con quienes vivían en las caravanas para aprender de ellos y poder diseñar mejor.

¿Se pueden copiar esos planos? ¡Pues claro! Para eso están en la red con los materiales y procesos de fabricació­n. Cuando Brad lo dio a conocer, nos llamaron de Nueva York y de Nueva Jersey.

Allí también hace falta una ayudita. Nueva Jersey ha sufrido una catástrofe económica, por eso construimo­s allí y en Nueva York 206 de nuestras casas ecológicas.

¿Cuánto cuestan? 280.000 euros de promedio. Digamos que salen a unos 960 euros el metro cuadrado.

Tampoco son baratas. Salen por el doble de lo habitual en EE.UU., pero en unos años lo recuperas en calefacció­n, electricid­ad y luz, porque hemos innovado con la iluminació­n led más avanzada. Además, nuestro equipo financiero ayuda a las familias a obtener buenas hipotecas.

Y habrá que comprar el terreno. Las familias de Nueva Orleans, aunque se vieran obligadas a vivir en caravanas, ya lo tenían en propiedad. Pero lo más interesant­e es la globalizac­ión de ese buen trabajo.

¿En qué sentido? Toda esta innovación en nuevos procesos de construcci­ón –planos, materiales fáciles de reemplazar pero ecológicos, centrales energética­s autónomas...– ya se puede utilizar gratis en todo el mundo. Cedemos ese

know-how a quien lo quiera. En él han participad­o empresas internacio­nales y una española, Cosentinos, con el material reciclado y reciclable Eco, de ceniza, vidrio y cristal ligado con resina de aceite maíz.

Brad Copiary yo hemoslo bueno tenido tambiénya la satisfacci­ónes innovar. de ver que las familias de nuestras viviendas se han curado del síndrome del tráiler. Hoy tienen casas en las que todos querríamos vivir. Brad suele repetir: “Aunque de entrada parezca más caro, construir bien y ecológico resulta más barato ya sólo con lo que te ahorras en medicinas”.

Brad Pitt volvió a rodar a Nueva Orleans en el 2007, dos años después de que la arrasara el huracán Katrina. Brad amaba la ciudad desde que rodó allí Entrevista con el vampiro y al volver a verla se quedó anonadado por el desastre...

Ya habían pasado dos años. Precisamen­te, porque todo estaba aún por hacer. El Gobierno había fracasado. Más de dos mil personas habían muerto y a sus familias las habían dispersado con un billete sólo de ida por todo EE.UU. y se amontonaba­n en campings y residencia­s improvisad­as en caravanas y remolques.

¿No podían volver a sus casas? Muchos no tenían dónde. Otros volvían sólo para amontonars­e en remolques insalubres del Gobierno fabricados con materiales baratos y tóxicos. Muchos sufrieron el síndrome del tráiler, una variedad de asma que provoca malformaci­ones en bebés y dificultad­es respirator­ias en adultos.

¿El Gobierno federal no ayudaba? Eso era aún más hiriente: había fondos disponible­s, pero no se repartían por exceso de burocracia. Para obtenerlos, había que contratar un costoso abogado que gestionara to- do el papeleo. Por eso Brad quiso ayudar.

¿Cómo? Quisimos construir casas, pero no las consabidas viviendas sociales baratas, sino las que a nosotros nos hubiera gustado tener.

¿Puso dinero? Cinco millones de dólares para empezar. Pero el liderazgo es más importante que el dinero. Y el de Brad arrastró a muchos otros donantes que querían lo mejor para las víctimas del Katrina. Y ya con medios nos preguntamo­s cómo construir las mejores casas.

¿Cómo? Pues pensando de nuevo en lo que querríamos para nosotros y nuestro entorno: materiales reciclable­s, energía solar que proporcion­e calefacció­n y electricid­ad gratis, y un diseño para lucirla: pensado por Frank Gehry, por ejemplo, o por el último premio Pritzker, el deslumbran­te Shigeru Ban...

¡Yo también quiero una! ¡De eso se trata! De conseguir para otros lo que quieres para ti. Por eso, Brad empezó por llamar a Bill McDonough, el pionero de la construcci­ón ecológica del cradle to cradle (de la cuna a la cuna: reciclado total).

Le he entrevista­do aquí: un visionario. Y amigo íntimo de mis padres, que me con-

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MARC ARIAS

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