Una modelo tras la cámara
PESE A SU 1,70 YA HA DESFILADO PARA LOUIS VUITTON, PERO LO QUE MÁS LE GUSTA A ESTA PROMETEDORA MODELO ES LA FOTOGRAFÍA: POSAR Y RETRATAR
En una era en la que muchas madres prefieren que sus hijas sean modelos que médicos, la gallega Alba Galocha es uno de lo últimos nombres que engrosa la lista de españolas que aspiran a convertirse en tops internacionales. Para ello, uno de los requisitos es instalarse en el extranjero y ella ya lo ha hecho. Hace unos meses que vive en París, desde donde camina con paso firme por una profesión que a ella le parece todo un privilegio. Allí vive con su novio, tiene a su agente, practica el idioma que empezó a estudiar de forma autodidacta (gracias a aplicaciones de móvil) y coge los aviones que hagan falta cuando el trabajo se lo pide. Esto último, asegura, es algo muy frecuente. De hecho, a sus 24 años Alba está tan liada que prefiere responder vía e-mail que por teléfono a las clásicas preguntas que se le hacen a una chica como ella: joven, guapa y con futuro que promete.
Como tantísimas de sus colegas, Galocha empezó en la profesión por casualidades de la vida: “La primera vez que me insinuaron que podría dedicarme a ser modelo yo tenía 12 años”, cuenta. “Pero no me lo creí mucho y lo dejé pasar hasta que, a los 19 años, cuando estudiaba diseño de moda, un amigo me hizo unas fotos para un catálogo y, por casua-
Acaba de debutar como fotógrafa para las propuestas de temporada de La Roca y Las Rozas Village
lidad, empecé a trabajar en serio”. Hasta entonces, Alba era una adolescente que vivía en Santiago de Compostela, estudiaba, leía, le gustaba el teatro y jugaba al baloncesto. Todo aquello cambió después de aquellas fotos y Alba descubrió que podía dedicarse a un mundo que siempre le había atraído: “Me imaginaba que implicaba mucho viaje, mucha gente y sobre todo, ropa bien hecha. Y en realidad es un poco eso”.
Aunque a veces le cuesta “no poder dormir en tu colchón, en tu almohada, todas las noches”, sigue encantada de “poder viajar, conocer gente y diferentes culturas y trabajar en cosas bien hechas”. Por ello disfrutó mucho con su, hasta ahora, mayor éxito sobre la pasarela: desfilar para Louis Vuitton, en la última Semana de la Moda de París. Alba fue la única española en mostrar la nueva colección de Nicolas Ghesquiére, diseñador de la firma tras la marcha de Marc Jacobs.
Toda una oportunidad para ella, que se vio empañada por los comentarios de algunos especia- listas de moda, quienes tacharon de sospechosa su presencia. La achacaron a que es íntima amiga del bloguero Prince Pelayo: Un asturiano formado en la Central Saint Martins de Londres, que se ha convertido en uno de los
boys del mundo de la moda. Pelayo ha colaborado con firmas como Alexander McQueen, Giles Deacon, Davidelfin y ahora, con Louis Vuitton y Ghesquiére, con quien mantiene una estrecha relación. Respecto a estos comentarios, Alba asegura que le dan “bastante igual”. Dice que “a la gente siempre le gustó hablar y desde pequeña me enseñaron a no hablar de la gente así que no hago mucho caso”. Lo que quiere es disfrutar del momento en el que vive, que califica de “muy bueno”, y seguir para adelante.
¿Pero cómo se consigue sobreit salir entre miles de otras chicas guapas? “Creo que ahora mismo prima mucho la personalidad de la persona, lo que dice o inspira con tan solo mirarla”, responde. “La vista está muy viciada con las redes sociales, lo que es bueno, pero a la vez, nos acostumbramos a ver cosas fuera de lo normal”. Ella es bastante activa en las redes: su blog, Tea time, donde cuenta sus experiencias como modelo, acaba de se incluido en la web de Vogue España y su Instagram ya tiene más de 50.000 seguidores. En esta cuenta llaman la atención las fotos que ha colgado de Kate Moss, uno de sus ídolos del mundo de la moda, donde también cita a la mítica estilista de Vogue USA Grace Coddington, a los diseñadores Nicolas Ghesquière y Phoebe Philo y, por supuesto, a los fotógrafos: “Como Annie Leibovitz y Peter Lindbergh, entre otros”.
La fotografía, “por su capacidad de contar historias” y su perdurabilidad, es una de sus pasiones. Por ello, como modelo, prefiere las sesiones de fotos a las pasarelas. Y como fotógrafa, acaba de debutar para retratar, en exclusiva para La Roca Village y Las Rozas Village, las propuestas para esta temporada, basadas en el llamado street style. Ha sido su estreno profesional en un mundo que ya le gustaba de muy niña, primero, como precoz fotógrafa de gastronomía, (“para comer la comida después”; explicó). Califica la comida “como uno de los placeres de esta vida”. Los otros: seguir posando y haciendo fotos, continuar sus estudios y disfrutar del momento.