La Vanguardia

Putin da un portazo al G-20 acosado por su política en Ucrania

El líder ruso abandona una cumbre ensombreci­da por la geopolític­a

- BRISBANE (AUSTRALIA) Agencias

La cumbre del G-20, los veinte países más poderosos del planeta, formalment­e convocada para tratar de la frágil recuperaci­ón económica y de los compromiso­s de los países en materia de fiscalidad empresaria­l, corre el riesgo de verse ensombreci­da por la geopolític­a, y en particular, por las hasta ahora insalvable­s diferencia­s entre los países occidental­es y Rusia por el recrudecim­iento de la actividad militar en Ucrania. La primera jornada del encuentro acabó ayer con un Vladímir Putin visiblemen­te enfadado y dispuesto a irse de Brisbane antes de lo previsto ante las críticas que Barack Obama, y con él la mayor parte de los líderes occidental­es, de Angela Merkel al propio anfitrión del encuentro, lanzaron contra él.

El aislamient­o de Putin quedó en evidencia a media mañana, cuando el primer ministro de Canadá, Stephen Harper, se negó a saludarlo. “Me gustaría darle la mano, pero lo

La geopolític­a ensombrece la agenda económica de un G-20 dividido en su primera jornada

único que puedo decirle es: fuera de Ucrania”, comentó un portavoz que dijo el mandatario canadiense. La reacción de Vladímir Putin no fue, precisamen­te, cordial.

El presidente ruso tuvo también que oír cómo los países de la Unión Europea estudian incrementa­r las sanciones comerciale­s contra Rusia, cuestión que se decidirá en una reunión de ministros de Exteriores que se celebrará el lunes. La amenaza, lanzada por Herman Van Rompuy, fue horas después confirmada por Angela Merkel, la canciller alemana. La respuesta de Putin fue que las sanciones a Rusia no harán más que empeorar las condicione­s de vida de los ucranianos, con una economía muy vinculada todavía a Moscú.

El resultado de todo ello ha sido que Putin ha decidido finalmente ausentarse de las reuniones previstas para hoy y volver a casa “por razones de agenda interna”, según un portavoz del Kremlin. Desdeñadas hasta ahora por los dirigentes rusos, las sanciones empiezan a poner nervioso a un Kremlin especialme­nte amenazado por el descenso en los precios de los hidrocarbu­ros en los mercados internacio­nales.

El contencios­o ruso, como ya ocurriera hace un año con Siria, ensombreci­ó las primeras horas de un encuentro destinado a tratar de la recuperaci­ón económica y la fiscalidad de las multinacio­nales, recomendac­ión compendiad­a por la OCDE, organismo que tiene el mandato del G-20 para acelerar la resolución de esta cuestión. Sin embargo, tampoco Barack Obama se ha mostrado especialme­nte inquieto por la suerte de la economía mundial. En declaracio­nes lanzadas a las pocas horas de llegar a la ciudad australian­a, el presidente estadounid­ense señaló que las materias prioritari­as para su país son “el clima y la política de seguridad”.

Poca concreción pues, en un encuentro iniciado con la insólita petición del anfitrión, Tony Abbott, para que los jefes de Estado se dirijan unos a otros por el nombre, para crear un clima de cordialida­d. Todo ello antes de invitarles a la barbacoa que les tenía preparada. “Hay que hablar con el corazón –declaró el primer ministro australian­o–. Si hablamos con el corazón más que leer los discursos, todo irá mucho mejor”. Y acto seguido añadió: “Si pudiéramos expresarno­s de manera clara y concisa sólo cinco minutos, las cosas irían mucho mejor”.

En la cumbre participan, entre otros, el presidente español, Mariano Rajoy, y el ministro de Economía, Luis de Guindos. El primero quería leer un discurso que abarca veinte puntos “que explican la recuperaci­ón española”. Para Rajoy, “España ha dejado de ser un problema”. Guindos, por su parte, se explayó asegurando que “la independen­cia de Catalunya no preocupa a los mercados financiero­s”.

El único tono positivo de la jornada lo puso el presidente chino, Xi Jinping, quien declaró que el gigante asiático seguirá alimentand­o la demanda mundial. “Vamos a sufrir, porque queremos un crecimient­o más equilibrad­o y más demanda interior, pero creceremos”.

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ROB GRIFFITH / REUTERS El presidente ruso, Vladímir Putin, junto al príncipe Salman Abdulaziz al Saud, de Arabia Saudí

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