Vojislav Seselj
LÍDER RADICAL SERBIO
El ultranacionalista Seselj (60), recién liberado por el tribunal de La Haya, volvió a Belgrado para hacer público su odio hacia la UE y proponer a los miles de seguidores que aún le escuchan un regreso a posturas radicales.
El líder ultranacionalista serbio Vojislav Seselj reunió ayer a diez mil personas en el centro de Belgrado para echar un pulso al Gobierno y reiterar que Serbia estaría mucho mejor en brazos de Rusia que intentando entrar en la Unión Europea.
Seselj tiene intención de revitalizar al Partido Radical para proponer a los serbios un futuro que no pase ni por la OTAN ni por la Unión Europea, sino que recupere los lazos históricos con Rusia.
El Tribunal Penal Internacional (TPI) de La Haya, donde ha permanecido encarcelado durante doce años, lo ha dejado ir esta semana porque sufre un cáncer de colon que se ha extendido al hígado. Está acusado de formar grupos paramilitares y cometer crímenes de guerra durante el conflicto de los Balcanes en los noventa, pero los magistrados aún no han alcanzado un veredicto.
“Hace 12 años os prometí que iba a destrozar el Tribunal Penal Internacional de La Haya –dijo a la multitud congregada al mediodía en la plaza de la República–. Ahora estoy aquí para deciros que he tardado un poco más de lo previsto, pero que allí he dejado a un animal sangriento. Allí están nuestros compatriotas esclavizados, juzgados sólo por ser serbios. Ningún croata y ningún musulmán ha sido condenado. Este régimen de traidores no hace nada por nosotros”.
Seselj rearmará al Partido Radical, pero tendrá que esperar hasta que haya elecciones en el 2018
Su gran objetivo es ahora vengarse de Tomislav Nikolic y Aleksandar Vucic, presidente y primer ministro, sus excompañeros en el Partido Radical, que aprovecharon que estaba preso para fundar un nuevo partido y ganar el poder. Desde entonces y a cam- bio de negociar el ingreso de Serbia en la UE han colaborado con el TPI. Al mismo tiempo han mantenido buenas relaciones con el Kremlin. Al presidente ruso, Vladímir Putin, por ejemplo, lo recibieron en octubre con todos los honores.
Desde su regreso a Belgrado el pasado miércoles, Seselj no ha dejado de hablar. Tiene 60 años y su aspecto es casi el mismo que antes de pasar por La Haya. Su retórica sobre la gran Serbia y en contra de la UE tampoco ha cambiado. “Queremos la integración con Rusia. No queremos a la Unión Europea. Allí es donde están nuestros enemigos. Veintitrés de los veintiocho estados miembros han reconocido a Kosovo”. Algunos manifestantes llevaban banderas rusas y retratos de Putin.
Los ultranacionalistas, como demostraron ayer, están bien organizados pero son una fuerza residual. Serbia ha cambiado mucho en los últimos años. Seselj, además, tendrá que esperar hasta el 2017 para optar a la presidencia y hasta el 2018 hasta que se celebren nuevas elecciones parlamentarias. El Partido Progresista Serbio de Nikolic y Vucic ganó con mayoría absoluta. El Partido Radical no logró entrar en el Parlamento.
Vucic deseó a Seselj que se recupere pronto del cáncer pero también dijo que tiene cosas más importantes que hacer que ocuparse de él. Tan pronto como haya un veredicto en La Haya, Seselj debería regresar para escucharlo, pero ayer anunció que no piensa volver por su propio pie. “Tendrán que detenerme”, dijo.