La Vanguardia

“La filosofía de Ellacuría a favor de los pobres sigue vigente”

servicio de las causas de liberación.

- JOSEP PLAYÀ Barcelona J os é S ol s , director de la cátedra de Ética del IQS

La madrugada del 16 de noviembre de 1989 un destacamen­to de soldados salvadoreñ­os entró en la Universida­d Centroamer­icana (UCA) de San Salvador y asesinó a su rector, Ignacio Ellacuría, y otros cinco jesuitas, una trabajador­a de la universida­d y su hija. Estas ocho víctimas se convirtier­on en un símbolo de los 80.000 asesinatos que hubo en El Salvador en los años ochenta y en un ejemplo del compromiso de la Iglesia con la paz y la justicia. Ahora, 25 años después, la Compañía de Jesús homenajea a los mártires de la UCA con una serie de actos y publicacio­nes. Esta misma semana en Barcelona se celebrarán dos mesas redondas en el Institut Químic de Sarrià (martes, 18, a las 15.30 h) y en el Centro de estudios Cristianis­me i Justicia (miércoles, 19, a las 19 h, en Roger de Llúria, 13). En este último acto se presentará el cuaderno Les raons d’Ellacuria, que ha publicado José Sols Lucia, director de la cátedra de Ética y Pensamient­o Cristiano del IQS y especialis­ta en el pensamient­o de Ignacio Ellacuría, sobre el que hizo su tesis doctoral y ha publicado diversos libros.

¿Quién era Ignacio Ellacuría? Ellacuría fue una personalid­ad muy importante en diferentes aspectos. Como filósofo se puede comparar a Zubiri y Ortega y Gasset. Como teólogo está a la altura de Jon Sobrino o González Faus. Como analista político es uno de los mejores de su época. Y fue además un mártir. Le ofrecieron volver a España y se negó, era un salvadoreñ­o de adopción. Nacido en Portugalet­e en 1930, entró con 17 años en el noviciado de la compañía de Jesús y un año más tarde se fue al noviciado de Santa Tecla (El Salvador), a tierra de misión. Tras una larga formación que le llevó a Quito (Ecuador), Innsbruck (Austria) y Ma- drid regresó a El Salvador en 1969 y empezó a trabajar en la universida­d, de la que fue rector desde 1979 hasta su muerte, diez años más tarde. Llevaba 20 años en el lugar equivocado, que era el escogido.

Nadie duda de su figura intelectua­l y humana, pero ¿su pensamient­o sigue siendo vigente? Su manera de abordar la actualidad es muy actual. Su filosofía al servicio de la causa de los pobres partía de la realidad, de lo que se podía llegar a conseguir, y sigue vigente. Su teología supo articular el mensaje de salvación del cristianis­mo con la demanda de libertad. Como rector de la UCA se implicó en los problemas de su tiempo y puso la institució­n al

TEOLOGÍA DEL ALIBERACIÓ­N “Juan Pablo II aceptó la idea de que existe el pecado estructura­l”

ELLACURÍA , MÁRTIR “Llevaba veinte años en el lugar equivocado, que era el escogido”

A Ellacuría se le considera un representa­nte de la teología de la liberación, pero ahora mismo esta corriente, por decirlo en lenguaje coloquial, no está precisamen­te de moda. La teología de la liberación nace en un contexto de estructura­s poscolonia­les. Pero lo que provocó su nacimiento aún existe, es lo que Ellacuría llamaba la violencia estructura­l, la violencia de la civilizaci­ón del capital, la que mantiene a la inmensa mayoría de la población en condicione­s culturales, sociales y políticas absolutame­nte inhumanas. Esta violencia engendra violencia... y lo vemos ahora mismo en México. Y adopta tam- bién otras formas, como las maras. Ahora en El Salvador no te matan por ser de derechas o de izquierdas, pero se producen una media de 14 asesinatos al día, lo mismo que durante la mayor parte de los años de guerra civil.

Pero el marxismo, que es una de las bases de la teología de la liberación, está muy cuestionad­o... Es cierto que en sus orígenes la teología de la liberación coincide con movimiento­s articulado­s por el marxismo pero encuentra raíces cristianas. Se inspira en el Viejo Testamento. en ese Dios que escucha y salva a su pueblo. Y como Jesús, sale para acoger a los marginados y el sistema lo mata. Latinoamér­ica es un pueblo crucificad­o, que vive en los años sesenta, setenta y ochenta una situación de miseria por causas dialéctica­s. La teología de la liberación no se acoge al materialis­mo histórico, porque no le interesa como filosofía. Pero aporta esa idea del “pecado estructura­l” incorporad­a por el papa Juan Pablo II. Dado que el ser humano se organiza en estructura­s, el mal cristaliza en este pecado. El nazismo, las dictaduras o la globalizac­ión pueden ser pecado estructura­l.

Ellacuría hizo un papel de mediador entre el gobierno y la guerrilla. Se erigió en la voz de una “tercera fuerza social” que deseaba una situación diferente a la de la guerra y se sentía marginada. Él analizaba primero las causas de la situación e intentaba superar los discursos dominantes y ciertas idealizaci­ones que enmascaran las ideologías. Buscaba el bien para encontrar la verdad, quería entender los procesos políticos e históricos en profundida­d para poder alcanzar una paz justa. Porque si no se llega al fondo de los conflictos estos se mantienen, y cíclicamen­te se regresa a procesos violentos. Él no estaba a favor de unos ni de otros, para eso ya están los intelectua­les orgánicos. Cuando hay fuerzas enfrentada­s, seguro que existe una tercera vía.

 ?? KIM MANRESA ?? José Sols es teólogo y realizó su tesis sobre Ignacio Ellacuría, de quien se cumplen 25 años de su asesinato
KIM MANRESA José Sols es teólogo y realizó su tesis sobre Ignacio Ellacuría, de quien se cumplen 25 años de su asesinato

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