Eterno Jean Bouin
Se cumplen cien años de la muerte del atleta francés en la Gran Guerra
Jean Bouin, nacido en Marsella a finales de 1888, fue un atleta francés de fondo, medallista en los Juegos Olímpicos de Estocolmo (1912), triple vencedor del Cross de las Naciones (1911, 1912 y 1913) y plusmarquista mundial de los 10.000 metros (30m-58s 8/10, en 1911). Era un deportista admirado, el único capaz de medirse en igualdad de condiciones con los finlandeses voladores, con gestas que corrían de boca en boca, como el día que batió siete récords franceses en una sola carrera: las tres millas, 5.000 metros, la media hora, los 10.000 metros, los 15 km, las 10 millas y el de la hora. También ostentó la plusmarca mundial de la hora (19,021 kilómetros), un registro que resistió quince años, hasta que en 1928 lo mejoró el legendario Paavo Nurmi por menos de doscientos metros. Fue también Nurmi quien batió el récord mundial de los 10.000 metros de Bouin, pero la marca aguantó prácticamente diez años.
A los 25 años, con un futuro que se anunciaba esplendoroso en el atletismo, Jean Bouin fue uno más de los destacados deportistas franceses que hallaron la muerte en el transcurso de la Primera Guerra Mundial. Según consta en el registro del ejército francés, Alexandre François Étienne Jean Bouin, soldado de segunda clase, adscrito al 163 regimiento de infantería, murió pour la France el 29 de septiembre de 1914 en Xivray, en el departamento del Meuse. Numerosos recintos deportivos franceses mantienen su nombre, y se le honra como uno de los más grandes atletas franceses de todos los tiempos.
En la prensa barcelonesa, la noticia de la muerte de Bouin se di- vulgó el 15 de octubre de 1914. Según explicó El Mundo Deportivo en su primera página, “todas las muertes son en igual modo dolorosas, mas cuando es el fuego cruel del cañón o fusil el que las causa, son ellas más sensibles. Recientemente nos enteramos que dos atletas conocidos en todo el mundo sportivo han sucumbido víctimas de la ferocidad de la guerra actual. Uno de ellos es Jean Bouin del cual huelga que mencionemos proezas, pues que no se tilde de enterado en atletismo y hasta en sports quien no conozca las suyas…”. El otro deportista referido era el ciclista Léon Comès, nacido en Perpiñán. El Mun- do Deportivo destacaba su origen catalán y puntualizaba que “su agradecimiento a Francia, que le había prodigado palmas en extremo por sus cualidades y simpatías, le había hecho ingresar en el ejército francés”. Murió en un accidente de aviación.
Curiosamente, la noticia de la pérdida de Bouin apareció antes en la prensa barcelonesa que en el gran periódico deportivo francés, L’Auto (hoy denominado L’Équipe) debido a que ha-
LLEGA LA 91.ª EDICIÓN La memoria de Bouin sigue viva en Barcelona con la clásica atlética de ‘Mundo Deportivo’
bía suspendido su publicación por motivos obvios. L’Auto logró reaparecer el 1 de noviembre de 1914 y dos días más tarde publicó una fotografía de Bouin en su portada acompañada de una emotiva crónica firmada por su direc- tor, Henri Desgrange. El creador del Tour de Francia lamentaba: “Han demolido a cañonazos la catedral de Reims y nos han matado Bouin a golpe de fusil”. Los lectores de Le Petit Journal, en cambio, ya habían sido informados desde el 7 de octubre: “Alistado voluntario en un regimiento de infantería, al que acababa de incorporarse, cayó muerto por un obús durante una violenta batalla, en una trinchera”.
En Catalunya la muerte de Bouin no quedó en el olvido y el semanario El Sport, dirigido por Joan Matas i Ramis (que también era presidente del Europa), instituyó una competición atlética en su memoria. En la primera edición, el 1 de febrero de 1920, el recorrido tuvo su salida en Esplugues y la meta en el parque de la Ciutadella: diez kilómetros.
Poco después la carrera quedó bajo el control de otra publicación, La Jornada Deportiva, y a partir de 1926 la Federació Catalana de atletismo otorgó la hoy clásica Jean Bouin a El Mundo Deportivo, que sigue organizándola con éxito y se dispone a llevar a cabo la edición número 91. Cuando se acaban de cumplir cien años de la muerte en acción de guerra de Jean Bouin es ciertamente destacable que su memoria perdure.