Cae el ministro del Interior de Kenia tras otra matanza de Al Shabab
Continúa la sinrazón terrorista en Kenia. Un grupo de unos 20 hombres armados de la banda fundamentalista Al Shabab asesinó la madrugada del martes a 36 trabajadores de una cantera en el nordeste del país, cerca de la frontera con Somalia. Como ya ocurrió en la matanza de hace una semana, cuando asesinaron a 28 pasajeros de un autobús a apenas 30 kilómetros del lugar donde se produjo el ataque de ayer, los extremistas separaron a los obreros por religión y ejecutaron a todos los que no eran musulmanes.
Peter Nderitu, un obrero que sobrevivió escondido en una zanja, explicó que los terroristas pedían a sus compañeros que recitaran la shahada, la profesión de fe islámica. Quienes no podían hacerlo eran tiroteados.
Es habitual que los trabajos poco cualificados en la zona norteña de Mandera, como en la cantera, sean ocupados por kenianos de otras regiones, de mayoría cristiana. Los equipos de rescate encontraron decenas de cuerpos tumbados en el suelo con un tiro en la nuca además de cuatro cadáveres decapitados en el interior de las tiendas de campaña.
La escalada de ataques de Al Shabab en la zona de Kenia fronteriza con Somalia –además de la masacre del autobús, anteayer atacaron un bar en Wajir– tuvo ayer una reacción fulminante del presidente de Kenia, Uhuru Kenyatta, que despidió al ministro de Interior y aceptó la jubilación anticipada del jefe de la policía. Para sustituir al primero, en una decisión sin precedentes, eligió a un político opositor y antiguo general del ejército.
“Esto es una guerra contra Kenia y los kenianos –afirmó el presidente en televisión–. No es momento de acobardarse ante el enemigo”. No sólo se necesitará
Los terroristas separaron por religión a los obreros de una cantera y ejecutaron a 36 no musulmanes
mano dura y reforzar la seguridad. Políticos locales y líderes comunitarios llevaban días advirtiendo de que decenas de hombres de Al Shabab se habían infiltrado, con la cooperación de policías fronterizos corruptos, en territorio keniano.
Al Shabab reivindicó el ataque “como respuesta a la ocupación de Kenia de las tierras musulmanas”, llamó “infieles” a las víctimas y anunció nuevos atentados. Hace un año, los radicales de Al Shabab, que controlan zonas de Somalia donde imponen una versión muy estricta de la charia, mataron a 67 personas tras irrumpir en un centro comercial de Nairobi, y en los últimos meses han matado a más de un centenar de civiles en la costa del país.