La Vanguardia

Santa Claus te traerá un revólver

- JORDI BARBETA

Hubo empujones el viernes por la mañana en casi todos los centros comerciale­s de EE.UU. para aprovechar las rebajas del black friday, la jornada hiperconsu­mista posterior al día de Acción de Gracias en el que buena parte de los estadounid­enses aprovechan para comprar los regalos de Navidad a buen precio. Y a tenor de las estadístic­as –del FBI– este año los regalos más populares no serán las

smart TV o la ropa de Urban Outfitters. Lo que, en proporción, tuvo más venta, lo que marcó el récord y Santa Claus va a repartir estas Navidades son... ¡armas de fuego! Los estadounid­enses compraron 175.000 armas en un solo día, superando la cifra del año pasado (144.000)

Papeleo aparte, vender armas en EE.UU. no es muy distinto a vender electrodom­ésticos, así que las armerías no iban a ser menos que el resto de establecim­ientos y rebajaron sus productos: pistolas, fusiles, ametrallad­oras y, por supuesto, también las municiones, con ofertas hasta del 70% y las ven- tas, nunca mejor dicho, se dispararon. Los hipermerca­dos, que igual venden víveres, electrodom­ésticos o ropa se movilizaro­n. A las cinco de la madrugada unas 600 personas hacían cola en Cabela’s porque ofrecía premios a los primeros compradore­s, como por ejemplo un rifle Browning de 529 dólares. La cadena Wal-Mart ofreció un 20% de descuento en todas las armas de fuego desde el viernes hasta el domingo, incluidas primeras marcas como Colt o Mossberg. La cadena Bass Pro ofrecía descuentos de entre 70 y 200 dólares en la compra de armas automática­s.

En EE.UU. la tenencia de armas se considera un derecho que forma parte de la libertad individual. Obama, como tantos otros presidente­s, ha intentado restringir el acceso a las armas de fuego, pero no ha podido con la enorme influencia en el Congreso de la Asociación Nacional del Rifle. Lo único que se consiguió en 1998 fue introducir en la ley de Prevención de la Violencia la obligación de un trámite para que el FBI pueda comprobar si el comprador del arma tiene antecedent­es o ha sufrido algún trastorno mental. El trámite no ha tenido efectos disuasorio­s importante­s porque los estadounid­enses compran ahora en un año el doble de armas de las que compraron en 1998.

Las promocione­s tuvieron tal éxito que superaron las previsione­s del FBI, que sólo dispone de tres días de plazo para responder. “Después del tercer día hábil, le toca al vendedor de armas decidir si quiere transferir el arma de fuego”, ha advertido Kimberley Del Greco, jefa del negociado que se encarga de la verificaci­ón y que se ha visto desbordado pese a haberse reforzado con personal eventual hasta destinar 500 empleados a comprobar el alud de ventas del black friday. “Procesamos aproximada­mente dos solicitude­s por segundo y a partir de las 11 de la mañana hasta tres por segundo”, señaló la agente del FBI.

Esta oficina del FBI, con sede en Bridgeport, Virginia Occidental, recaba la informació­n sobre las personas que desean comprar un arma. Kimberley Del Greco se queja de que cuando cualquier desequilib­rado provoca una matanza se acusa al FBI de regalar las licencias. “Es difícil conseguir informació­n precisa –dice– porque los registros estatales carecen de datos sobre conviccion­es y diagnóstic­os de salud mental y no actualizan sus archivos”. Sólo en el año 2013 la oficina que dirige Del Greco tramitó 22 millones de solicitude­s de armas, pero apenas pudo rechazar el 2%.

En Estados Unidos, el promedio entre armas y habitantes da que nueve de cada diez ciudadanos dispone de un arma de fuego, y ese es segurament­e un factor determinan­te de la otra estadístic­a estremeced­ora: las armas de fuego, por violencia o por accidente, son la principal causa de muerte y cada 16 minutos alguien cae abatido por una bala.

El FBI se vio desbordado con tres peticiones por segundo y sólo tiene tres días para denegarlas

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SCOTT OLSON / GETTY IMAGES John Stephenson (izquierda) atiende a un cliente en su armería en Bridgeton, Misuri

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