Un giro radical
Lo que importa es saber aprovechar la inesperada y feliz coyuntura de unos precios a la baja
La misma mañana de la reunión de la OPEP del pasado día 27, el ministro argelino del petróleo, Yusef Yusfi, anunciaba la inminencia de un recorte en la producción que situaría los precios del petróleo “donde estaban”. Asimismo, horas antes del encuentro, el ministro de asuntos exteriores de Venezuela, Rafael Ramírez, también se mostraba convencido de que se acordaría un recorte. Sin embargo, en el transcurso de la reunión, el ministro del petróleo de Arabia Saudí, Ali al Naimi, imponía la decisión contraria: no habría disminución de la producción.
Su argumento era que la OPEP necesitaba hacer frente al aumento de la producción ajena al cártel, especialmente del petróleo de fracking ( light tight oil o LTO) en Estados Unidos, y que la solución a los bajos precios era, paradójicamente, permitir que estos continuaran, para así forzar la retirada del mercado del LTO, más costoso de producir. Se trataba, en suma, de dejar que el mercado se corrigiera por sí solo.
Esta decisión puede calificarse de revolucionaria. El reino ha cambiado radicalmente de táctica, abandonando la defensa a ultranza de un barril a 100 dólares, el nivel reiteradamente citado por Ali al Naimi como el “precio justo” para consumidores y productores. Y además de revolucionaria, la decisión de ponerse en manos del mercado parece muy arriesgada. Nadie sabe a ciencia cierta a qué precio tendrá que caer el barril para frenar en seco el aumento de la producción de LTO, e incluso hay quien duda de que esta estrategia llegue siquiera a funcionar. Y, por otra parte, existen pocas incertidumbres sobre el impacto negativo que la caída de los precios del crudo tendrá para las economías de algunos destacados miembros de la OPEP, como Argelia, Iraq, Irán y Venezuela. En ese sentido, hay quien cree que Arabia Saudí se apresta a iniciar un juego a expensas del dinero de los otros miembros del cartel.
Las razones del giro radical impuesto por Arabia Saudí, con el apoyo de otras monarquías del Golfo, a la política de precios del petróleo de la OPEP son objeto de controversia. No todo el mundo acepta el argumento de que el objetivo sea reducir la producción de LTO en EE.UU. También hay quien opina que permitir una caída del precio del barril es la única forma de reanimar a la maltrecha economía global y, por tanto, de impulsar significativamente al alza la demanda de petróleo, especialmente en los mercados asiáticos, los grandes destinatarios de las exportaciones del crudo en el futuro. Y también hay quien interpreta el giro en clave geopolítica. Se trata de “una decisión política” que intenta castigar a Irán, Rusia y Venezuela, afirmaba una fuente de la delegación iraní en la reunión de la OPEP.
En cualquier caso, más allá de esta polémica, desde nuestra perspectiva de país importador lo que importa es saber aprovechar bien la inesperada y feliz coyuntura de unos precios a la baja. Recuerden: nuestro déficit comercial por el concepto petróleo y derivados fue de 31.053 millones de euros en el 2013.