Por un puñado de nueces
Poco se imaginaba Cho Hyun Ah que sus exigencias de respeto al pasajero pudieran desembocar en un escándalo nacional. La realidad, sin embargo, es que se ha visto obligada a dimitir de su cargo de vicepresidenta de Korean Air y la principal aerolínea surcoreana puede ser sancionada con una multa de hasta dos millones de dólares (1,6 millones de euros), así como ver suspendida su actividad comercial durante un mes. Todo a causa de su mal genio.
Los estallidos de ira de esta mujer de 40 años, primogénita del presidente de Korean Air, Cho Yang Ho, no son nuevos. Sus salidas de tono son a menudo comentadas en los medios de comunicación surcoreanos. En esta ocasión, sin embargo, el escándalo ha trascendido los límites de la nimiedad de su origen: una bolsa de nueces de macadamia. El asunto ha llegado hasta la fiscalía, que ha ordenado una investigación, y ha obligado a su padre a pedir públicamente perdón por “las acciones tontas de mi hija”.
El arrepentimiento del padre acerca de la actitud de la hija tiene su origen en la rabieta que pilló Cho Hyun Ah el pasado 5 de diciembre en el aeropuerto John F. Kennedy de Nueva York. Ese día ordenó suspender el despegue del avión de Korean Air con destino a Seúl con 250 pasajeros a bordo, cuando ya estaba en la pista de rodaje, para expulsar al sobrecargo. Exigió que abandonara el aparato por no seguir los procedimientos de servicio a bordo con los pasajeros de primera clase. Le indignó que una azafata le sirviera unas nueces de macadamia en un paquete, en lugar de hacerlo en un bol. Como consecuencia de la orden, el piloto tuvo que regresar a la terminal de pasajeros. Una maniobra que provocó un retraso de once minutos en el vuelo.
La noticia despertó una enorme polémica en Corea del Sur, donde tanto los medios de comunicación como los internautas calificaron la actitud de la vicepresidenta de “abusiva” y “arrogante”. Una avalancha de críticas que impulsó a las autoridades surcoreanas a abrir una investigación. A medida que trascienden los detalles de lo que sucedió aquel día en el interior de la aeronave, el proceso complica la situación tanto para la compañía aérea como para la hija del presidente.
Según el testimonio de una pasajera de primera clase que presenció el incidente, Cho Hyun Ah no sólo insulto y abroncó a la azafata y al sobrecargo, sino que los obligó a arrodillarse y pedir perdón. “Me daban mucha pena. Estaban aterrorizados”, comentó esta pasajera apellidada Park a la cadena de televisión KBS.
No fueron, sin embargo, los únicos que se sintieron vejados. El capitán de la nave también reconoció sentirse profundamente humillado. “Ella me dijo: ‘Contacte inmediatamente con los controladores aéreos para parar el avión. No voy a permitir que despegue’. ¿Cómo podía yo desobedecer a la hija del propietario de la compañía?”, comentó el piloto.
El escándalo ha tomado tal magnitud en Corea del Sur que Cho Hyun Ah, también conocida por su nombre inglés Heather, ha intentado reconducir la situación con su renuncia. El pasado día 9 dimitió como vicepresidenta de Korean Air y de otros cargos en el grupo Hanjin. Un conglomerado empresarial fundado por su abuelo, que actualmente figura entre los diez principales del país y del que forma parte la compañía aérea. Y también ha intentado, infructuosamente, visitar a los dos afectados en sus respectivos domicilios para disculparse. Al no conseguirlo ha optado por dejar sendas notas de disculpa.
Pero a pesar de sus actos de arrepentimiento, la investigación emprendida por el Ministerio de Transportes sigue su curso, así como la demanda oficial que ha decidido presentar contra Cho. Considera que podría haber violado la normativa de seguridad aérea, que requiere la cooperación de los pasajeros durante el vuelo.
Las autoridades surcoreanas también han decidido investigar si la dirección de la compañía ha ejercido presiones para obtener falsos testigos, entre otros miembros de la tripulación, para proteger a Cho Hyun Ah. Una sospecha, que habría alimentado la declaración realizada por la pasajera Park, que aseguró que representantes de Korean Air le habían pedido que diera un testimonio “amable” al relatar los hechos en los medios de comunicación. A cambio, se comprometieron a premiarla con una réplica del avión en miniatura y un calendario del 2015, según señala la prensa local.
El caso sigue abierto y suscita gran expectación entre la sociedad surcoreana, ya que pone de relieve dos asuntos muy polémicos en Corea del Sur. Uno es el creciente comportamiento arrogante de los más ricos, respecto al resto de la población, que es ampliamente denunciado por la prensa local. Y otro, el elevado poder político y económico de los grandes conglomerados familiares o chaebol, como Korean Air, Samsung o Hyundai, en este país.
Los observadores de la realidad surcoreana no esperan que el caso se cierre con castigos ejemplares. Se limitan a apuntar que en todo caso podría delimitar los márgenes de actuación para los herederos de estos grandes grupos industriales, lo que ya supondría un importante paso adelante en una sociedad muy conservadora y jerarquizada como la de Corea del Sur.
Cho Hyun Ah forzó el retraso de un vuelo y humilló a la tripulación por unas nueces mal servidas