Universidad, internacionalización y país
La internacionalización de la universidad es un activo indiscutible pero no exento de interrogantes que menudean en los mismos campus. ¿Acabaremos dando todas las clases en inglés? ¿Los recursos económicos para la movilidad que implica toda internacionalización son suficientes? ¿La posible reforma hacia un modelo más flexible en la duración de los ciclos de estudios para facilitar la internacionalización es una fórmula juiciosa en este momento?
Vamos un poco más allá. Si los ejes fuertes de la internacionalización de la universidad consisten fundamentalmente en un “que vengan de fuera para...” o en un “favorecer que los nuestros se marchen para...”, podríamos concurrir en un gravísimo mal negocio como país. Si la universidad resulta atractiva pero los estudiantes extranjeros sólo permanecen el tiempo preciso para alcanzar una determinada titulación, o bien, si la internacionalización tiene fundamentalmente el objetivo de seguir estudiando en otro lugar para quedarse a trabajar, hemos fallado. La internacionalización de la universidad se tiene que coger desde la complejidad de toda la sociedad y la responsabilidad de esta institución en la formación de profesionales del futuro. De ningún modo ni puede ser unilateral ni puede existir sin un verdadero compromiso en la cooperación para internacionalizar toda la nación. Podríamos llegar a la paradoja de que la universidad sería la gran plataforma para facilitar la marcha de nuestros jóvenes y el escenario de un aprendizaje cualificado o de excelencia –a costa del esfuerzo económico e intelectual del país–, pero sin continuidad por los estudiantes foráneos.
La vía más coherente y firme es la que contempla la universidad con fidelidad a su misión –docencia, investigación y transferencia– desarrollando un trabajo para seguir construyendo nuestra identidad y singularidad y, al mismo tiempo, la apertura al mundo desde el conocimiento, la cultura, la productividad, la atracción o las relaciones fluidas. La universidad ha de ser la primera interesada e implicada en consolidar alianzas y tejido para favorecer otras organizaciones, empresas e instituciones en Catalunya con perfil internacional. Una generalización de este escenario sin perder nuestras raíces tiene un alto potencial receptor y, al mismo tiempo, una alta capacidad de retención de los nativos.