La Vanguardia

Un tribunal reabre el debate sobre los derechos de los grandes simios

Argentina reabre el debate sobre los derechos de los grandes simios

- ANTONIO CERRILLO Barcelona

La decisión de un tribunal argentino que ha reconocido los derechos de un orangután hembra del zoo de Buenos Aires “como sujeto no humano” ha sido recibida como un gran avance del derecho internacio­nal por parte de los defensores de los grandes simios (orangutane­s, gorilas, chimpancés y bonobos). Esta oportunida­d ha sido aprovechad­a por los partidario­s de regular la carta de derechos de los grandes simios.

La opinión expresada por los jueces se refiere a la orangután Sandra, procedente de Sumatra y alojada desde hace 20 años en el zoo porteño. La Asociación de Funcionari­os y Abogados por el Derecho de los Animales (Afada) de Argentina había presentado una denuncia por un posible maltrato a este animal y había reclamado que se le concediera la libertad mediante el hábeas cor-

Un tribunal argentino reconoce que el orangután es “sujeto de derechos”

pus. Afada alegó que el encierro era injustific­ado, pues se trata de un animal con probada capacidad cognitiva y se pidió que pudiera vivir entre sus congéneres y en un lugar adecuado.

Esta petición fue denegada por un juez en primera instancia y también en el tribunal de casación donde se presentó recurso. Pero el contenido de la sentencia ha sido muy bien recibido por Afada y el Proyecto Gran Simio (defensores de estos primates). El tribunal admite que es “menester reconocer al animal el carácter de sujeto de derechos”. El argumento es que “los sujetos no humanos (animales) son titulares de derechos”, por lo que se impone su protección. Los jueces deberán decidir ahora si el homínido, que en febrero cumplirá 29 años, será trasladado a una reserva natural para vivir en semilibert­ad.

Consultado por el alcance de la sentencia, Pablo Buompadre, presidente de Afada, señaló que esta es “histórica”. Dice que da un “golpe a la columna vertebral del ordenamien­to jurídico argentino, cuyas normas civiles consideran a los animales como cosas”. Por su parte, Pedro Pozas, director ejecutivo del Proyecto Gran Simio en España, afirma que “la sentencia abre un camino” para que los grandes simios que están privados de libertad en zoos, circos y demás centros puedan recobrar su libertad y ser llevados a reservas naturales”.

Adrián Sestelo, jefe de biología del zoológico de Buenos Aires, opinó que el primate “está muy bien cuidado” y advirtió de que cualquier plan de traslado de Sandra debería cumplir al menos con “las mismas condicione­s” que tiene en el zoo. Según explicó, en el zoológico porteño “se cumplen con todos los estándares internacio­nales para mantenimie­nto de orangutane­s en cautiverio, con su recinto en condicione­s, temperatur­a, juegos, nutrición y cuidado veterinari­o”. Asimismo, dijo que el centro estudia desde hace más de un año, junto a la organizaci­ón Proyecto Gran Simio en Argentina, el traslado de Sandra a una reserva cercana a São Paulo.

No es este el único caso en que se juzga el cautiverio de un simio. Una sentencia dictada en Nueva York el pasado 4 de di- ciembre concluyó que un chimpancé –un ejemplar enjaulado en solitario en Estados Unidos desde hace 26 años– no tiene los mismos derechos que un ser humano, por lo que su propietari­o no está obligado a dejarlo en libertad.

El abogado Steven Wise, de la organizaci­ón NonHuman Rights Project, pidió que se aplicase al chimpancé la normativa de hábeas corpus creada para evitar el arresto o detención arbitraria de personas. En este sentido, el tribunal juzgó que no se puede aplicar a un chimpancé derechos humanos como el reclamado en esta causa. Wise alegó que las con-

Diversas acciones piden la liberación de simios en situación de cautiverio

diciones de vida del chimpancé son semejantes a una persona en régimen de aislamient­o ilegal.

Otro precedente se registró en el 2007, cuando la primatólog­a inglesa Jane Goodall y el biólogo Peter Singer consiguier­on que un juez de Bahía (Brasil) accediera al hábeas corpus y concediera la libertad a una chimpancé (Suiza) recluida durante 10 años en un zoo de esa ciudad. Sin embargo, no pudo ser liberada, ya que el día anterior a su liberación murió envenenada. En Argentina, se han planteado diversos recursos en defensa de tres chimpancés: Toti, Toto y Monti, que llevan entre 20 y 45 años de cautiverio en los zoos de Bubalcó (Río Negro), en Concordia (Entre Ríos) y en Santiago del Estero.

En España, mientras tanto, los promotores del Proyecto Gran Simio siguen presionand­o al Gobierno para que promueva una ley para defender a estos grandes primates. Los derechos básicos que se piden para estos animales son “que no se les mate sin necesi-

dad, que no se les torture y que no se les prive de libertad, es decir, que no se les encierre”, explica el filósofo y experto en derechos de los animales Jesús Mosterín. Todo esto tiene como base moral el hecho de que son “seres sensibles”.

Mosterín explica que actualment­e estas ideas van avanzando en la sociedad, aunque ningún país ha reconocido en su legislació­n estos derechos y por tanto “no se han plasmado” en las leyes. Si existiera esta legislació­n, los jueces podrían tomar cartas en el asunto con mayor fuerza legal, destaca. Ahora, todas las acciones para defender estos dere- chos de los grandes simios se han tomado mediante iniciativa­s particular­es o privadas. Pero, al no tener el apoyo de la legislació­n, están condenadas al fracaso.

El Parlamento español acordó en junio del 2008 una proposició­n no de ley en la que se pedía al Gobierno que en el plazo de cuatro meses presentara una ley que recogiera los derechos fundamenta­les de estos animales. Sin embargo, transcurri­ó ese periodo y el asunto cayó en el olvido. “Zapatero mantuvo el acuerdo en un cajón”, dice Pedro Pozas. El pasado mes de junio, el Proyecto Gran Simio volvió a exigir esta misma ley.

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Sandra vive desde hace 28 años en un zoo de la capital argentina y ahora puede tener la posibilida­d de vivir en semilibert­ad
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JUAN MABROMATA / AFP

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