La Vanguardia

Bashar el Asad

Angelina Jolie , directora de ‘Invencible’

- GABRIEL LERMAN Los Ángeles. Servicio especial UNIVERSAL

PRESIDENTE DE SIRIA

Un informe de las Naciones Unidas conocido ayer alerta de la gravísima situación que vive el patrimonio cultural de Siria desde que su presidente, Bashar el Asad (49), arrancó en el 2011 las hostilidad­es contra los islamistas.

Si el corredor olímpico, soldado y luego prisionero de guerra que fue Louis Zamperini logró sobrevivir a pesar de enormes adversidad­es, Angelina Jolie no se ha quedado atrás a la hora de concretar la película sobre la vida de este héroe de la II Guerra Mundial. Convencer a la Universal de su producción no fue fácil, y la recepción del filme no ha sido tampoco muy gratifican­te a pesar de que el guión lo firman los hermanos Coen. ¿Fue un desafío llevar Inven

cible a la pantalla? Sí, lo fue. He trabajado muy duro para hacer justicia a ese gran hombre que fue Zamperini.

¿Cómo logró mantener el tono íntimo en medio de la épica?

Tuve la suerte de pasarme mu- chas tardes y noches conversand­o con Louis Zamperini en las que me habló de momentos fundamenta­les de su vida. Invencible trata de esos momentos. De lo que aprendió de su madre, de su padre, de su hermano y en los Juegos. Lo que aprendió en el sufrimient­o de la guerra. En definitiva sobre sí mismo.

¿La cuestión religiosa fue importante en la vida de Louis Zamperini? Sí; su vida tiene muchos elementos de aventura. Pero lo más importante para nosotros siempre fue mostrar el significad­o de todo lo que vivió, y en eso la fe tiene mucha importanci­a. Tanto como mostrar qué hizo para sobrevivir, nos importaba mostrar de qué manera se convirtió en el gran ser humano que llegó a ser.

¿Cómo llegó conocer la historia de su héroe? Quería rodar algo que me pareciera importante. Cada estudio tiene quince diferentes proyectos que nunca se han hecho realidad y los revisé todos hasta que di con Invencible. Volví a casa y le dije a Brad (Pitt) que había encontrado una historia que valía la pena. Cuando le conté de qué se trataba, me respondió que era un proyecto que llevaba 1.000 años dando vueltas, porque él sabía que era una de esas historias de las que habla todo el mundo pero que nunca se concretan. Luego leí el libro y me enamoré de él.

¿Y entonces? Me pasé meses peleándome para que me dieran una oportunida­d, con cartones dibujados en los que mostraba cómo se iban a ver las escenas, mis mapas, mis cuadros. Explicando cómo la iba a hacer. Hasta que finalmente alguien decidió escucharme, e hice mi propuesta una vez, otra vez y otra vez. Finalmente no me dijeron nada más del tema y me pasé tres días angustioso­s, hasta que aceptaron.

¿Cuándo empezó el rodaje? Todavía no; no sabía si iba a tener suficiente presupuest­o, si iba a poder encontrar las localizaci­o- nes adecuadas y al actor ideal. Quería a alguien que fuera perfecto para Louis. Mientras buscaba empecé a pasarme tiempo con Zamperini y me fui enamorando de él. Me dijo que hiciera la película que pudiera, porque él no iba a volverse más joven. Llevaba esperando 57 años para ver su historia plasmada en la pantalla.

Las escenas del campo de concentrac­ión son muy duras... Fue más duro para Miyavi, el actor japonés que interpreta al sargento del campo. Es una hermo- sa persona, es budista y es padre, y no está en su naturaleza ser cruel. Pero estábamos recreando una etapa de la historia en que la gente sufría a ambos lados de la contienda. Había mucho dolor y la guerra es violenta. Pero ese dolor llegó hasta el rodaje. Muchas veces después de rodar esas escenas tan difíciles los hombres se abrazaban entre ellos y se aseguraban que todos estuviesen bien. Después del puñetazo número 220, vi que Miyavi y Jack (O’Connell) se estaban abrazando. ¿Es una película donde el dolor se decanta de un lado? También mostramos el bombardeo de Tokio. Queríamos que quedara claro que no existen buenos y malos en esta historia. Que no todos los que están de este lado son perfectos y todos los que están del otro son imperfecto­s. En Invencible todos son víctimas.

Zamperini falleció durante la fase de montaje... Sí; todo lo relacionad­o con esta película ha sido muy emotivo. Todos estábamos conmovidos por

‘Invencible’ se basa en la historia de Louis Zamperini durante la II Guerra Mundial Zamperini, que falleció a los 97 años, llegó a ver un primer montaje del filme

Zamperini y por su historia. Aprendimos sobre su vida de la misma manera en que lo hicieron muchos millones de personas, mediante los libros. Pero nosotros tuvimos la oportunida­d de conocerle bien. Zamperini fue un mentor, un padre y un amigo para todos durante la filmación. Era un gran hombre. Se dice que uno nunca tiene la oportunida­d de conocer a sus héroes, pero yo con Louis Zamperini tuve la oportunida­d de conocer al mío y fue extraordin­ario.

¿Por qué rodó Invencible?

No es por una cuestión de ego. La hice porque creo que tiene un gran mensaje. Hay mucho dolor en el mundo y mucha guerra, pero Invencible te muestra que una persona que tiene muchos defectos puede alcanzar la grandeza y que la fortaleza del espíritu que nos puede ayudar a superar los peores momentos en la vida.

¿En qué medida le influye este filme a usted misma?

Pasar por esta experienci­a de rodar Invencible me ayudó a decidirme a hacer la cirugía de pecho. Zamperini me enseñó que había que valorar cada día de nuestra vida de la misma manera en que me enseñó muchos juegos para jugar con mis hijos. Llegué a llevar a Zamperini la película a su cama en el hospital, en el ordenador portátil. Fue asombroso ver a un hombre de 97 años al final de su vida, viéndose a sí mismo en la pantalla; mirando a su madre, a su hermano, a su mejor amigo, todos a los que se dice que uno ve cuando está a punto de morir. Fue maravillos­o ver cómo su vida pasaba delante de sus ojos, cómo ganaba carreras, y era tan fuerte, cuando en ese momento su cuerpo cansado decía que no daba para más.

¿Qué le llegó a decir Zamperini de Invencible?

Estaba entusiasma­do con el resultado. Pasó sus últimas horas compartien­do con los demás sus emociones y regalando sonrisas. Obviamente todos lloramos cuando murió. Todo el equipo fuimos al funeral. No es que estuviésem­os tristes por él, ya que tuvo una vida maravillos­a. Lo cierto es que lo extraño como persona. Y estoy segura de que nunca más encontraré a nadie como Louis Zamperini.

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I NVENCIBLE Di r . : Angel i n a J ol i e

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