La Vanguardia

Una película sin malos

Intelectua­les de Miami y de La Habana vaticinan una agitación cultural insostenib­le para el régimen castrista

- JORDI BARBETA Miami Enviado especial

Los jóvenes intelectua­les cubanos destacan que la desaparici­ón del concepto enemigo, asignado por el régimen castrista a EE.UU., plantea un cambio de paradigma cultural que hará irreversib­le la normalizac­ión política en Cuba.

“¿Es el enemigo?... Que se ponga”. El viejo chiste de Gila ha vuelto a rememorars­e en los ambientes culturales cubanos de La Habana y de Miami tras la conversaci­ón telefónica que mantuviero­n el martes 16 Barack Obama y Raúl Castro y que dio lugar al anuncio de la normalizac­ión de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba. “A partir de ahora empezará a modularse el lenguaje y la primera palabra en desaparece­r será enemigo”, escribe en su blog el periodista disidente Reinaldo Escobar. “David no puede vivir sin Goliat y el aparato ideológico ha descansado demasiado tiempo en ese diferendo”, sostiene Yoani Sánchez, otra blo- guera de referencia de la oposición al régimen castrista.

“El pueblo cubano agradece esta justa decisión del presidente de los Estados Unidos, Barack Obama. Con ello se ha eliminado un obstáculo en las relaciones entre nuestros países”. Esta frase de Raúl Castro en el último pleno del año de la Asamblea Nacional Cubana ha sido señalada por diversos intelectua­les como el punto de inflexión que va a marcar un antes y un después en la justificac­ión psicológic­a del régimen.

La nueva generación de intelectua­les cubanos del interior y del exilio destacan que, más allá de los cambios económicos, que tardarán más o menos en llegar, la desaparici­ón del concepto “enemigo” asignado por el régimen castrista a Estados Unidos plantea un “cambio de paradigma cultural” que determinar­á la

irreversib­ilidad del proceso de normalizac­ión política en Cuba. “Para mí tiene la equivalenc­ia de la caída del muro de Berlín”, declaró el editor Armando Correa a

El Nuevo Herald.

“Hay unas ganas de cambio que se van expresando cada vez más. Los jóvenes están perdiendo el miedo y la ausencia del ene

migo lo convierte todo en un chiste; creo que el sentido del humor de los cubanos es lo que va a acabar con el régimen”. Así se explica Grettel Trujillo en el camerino del teatro Trail de Miami, donde junto a Marta Velasco y Zully Montero representa La se

ñora de la Habana, una comedia sobre los dramas del exilio con un sentido del humor que logra hacer reír en vez de llorar. No hace tanto tiempo, Grettel Trujillo, que emigró de Cuba en el 2001, fue enrolada en las Milicias de Tropas Territoria­les para adiestrarl­a en cómo debía responder a la invasión del enemigo. “Nos fastidiaba­n las vacaciones y no nos quedaba más que tomarnos a broma esa obsesión con el enemigo, pero ahora esa película se ha terminado y lo tendrán muy difícil para inventarse otra”. Grettel observa el anuncio de la

“El sentido del humor de los cubanos es lo que va a acabar con el régimen”, afirma la actriz Grettel Trujillo

normalizac­ión de relaciones con optimismo, todo lo contrario que sus compañeras, Marta Velasco y Zully Montero, exiliadas de primera hora, cuya confianza en la apertura del régimen de los Castro es nula. “Se van a agarrar a las paredes”, dicen. De hecho, nadie espera que la democracia la traigan a Cuba los hermanos Castro ni sus adláteres. La esperanza democrátic­a reside en que el previsible hecho biológico –Cuba es ahora mismo una gerontocra­cia dirigida por octogenari­os– sumado al “cambio de mentalidad” acabará desmoronan­do la dictadura.

La ridiculiza­ción del régimen castrista es algo recurrente en los ambientes culturales de Miami. En la sala contigua del teatro Trail, Alexis Valdés, un dramaturgo que estuvo afincado en Barcelona a finales de los noventa, presenta la obra Oficialmen­te gay, una sátira sobre el repentino cambio de actitud del régimen hacia los homosexual­es, después de años de persecució­n implacable, como denunció el realizador fotográfic­o catalán Néstor Almendros, ganador de un Óscar, que vivió en Cuba el exilio de su familia de la España franquista.

Pero si efectivame­nte el senti- do del humor es el peor enemigo de las dictaduras, el sarcasmo de los cubanos es ahora mismo una agitación imparable. Un alud de chistes, caricatura­s, montajes fotográfic­os y vídeos han aparecido en la red parodiando la nueva relación entre Cuba y Estados

Irrumpen en la red parodias, caricatura­s y montajes hilarantes sobre la nueva relación Cuba-EE.UU.

Unidos. La web de los Pichy Boys, jóvenes realizador­es de La Habana, ha conseguido centenares de miles de visitas con su hilarante vídeo caricaturi­zando la conversaci­ón de Obama con Raúl Castro. “Raúl, la mulata quiere ir pa Varadero ¿qué se puede hacer?” le hacen decir a Obama con acento cubano (www.youtube.com/watch?v=3RFiUmqN4i­c), Raúl Castro aparece ridículo y débil, pero no tanto como Fidel en las letras del roquero Gorki Águila y su banda punk Porno para Ri

cardo cuando canta “...el coma andante (sic) quiere que yo lo aplauda después de hablar su mierda delirante...”. Internauta­s le han puesto al Che Guevara cara de Obama y al comandante lo han vestido como al Tío Sam interpelan­do con el dedo índice: “I want

you”. Diríase que los cubanos le faltan al respeto al comandante que mandó a parar, o es que han descubiert­o que va desnudo.

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Las imágenes de Obama y el Che Guevara fundidas en una calle de Río de Janeiro
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MARIO TAMA / GETTY IMAGES

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