La Vanguardia

El Estado Islámico esclaviza a mujeres yazidíes en Iraq

Los yihadistas violan a las chicas, las venden y regalan

- LONDRES Redacción y agencias

A principios de agosto los guerriller­os del Estado Islámico capturaron Sinjar, en el norte de Iraq. Mataron a cientos de personas y capturaron a miles de mujeres y niñas, que luego torturaron, violaron, vendieron en matrimonio o regalaron a guerriller­os y simpatizan­tes en Iraq y Siria. Amnistía Internacio­nal confirmó ayer esta tragedia a partir del testimonio de 40 mujeres yazidíes que han logrado escapar y que llevan meses explicando su historia.

Las más pequeñas apenas tienen diez años. Viven con otras niñas de hasta quince años y lo normal es que se conviertan en esclavas sexuales, una moneda de cambio que los yihadistas utilizan para garantizar alianzas sobre el terreno.

La población de Sinjar huyó a un monte cercano, del mismo nombre, y los que tuvieron más suerte alcanzaron el Kurdistán iraquí. Allí también han ido llegando las mujeres que han huido de sus captores.

Los yazidíes, y también los kurdos, pertenecen a sociedades muy conservado­ras, que lo tienen muy difícil para reintegrar a mujeres, aunque sean niñas y ado- lescentes, que han sido violadas. Muchas han vuelto embarazada­s y la legislació­n iraquí prohíbe el aborto a no ser que la vida de la madre corra peligro.

Las autoridade­s kurdas ofrecen ayuda psicológic­a a las mujeres yazidíes que han escapado al Estado Islámico pero depende de los líderes familiares decidir si son o no readmitida­s.

El honor de una mujer yazidí se mide en función de la virginidad y el matrimonio. Si no llegan vírgenes, restablece­r su honor es casi imposible.

Este horizonte ha forzado a varias mujeres al suicidio. Es el caso, por ejemplo, de una joven de 19 años, llamada Silan. Amnistía Internacio­nal confirma que una tarde, estando en cautividad, recibió la orden de bañarse y ponerse ropa de fiesta. Se cortó las venas en el baño y aún tuvo fuerzas pa- ra ahorcarse, según han relatado varias compañeras de cautiverio.

Las que siguen adelante y alcanzan la libertad quedan a expensas de sus familiares. Hay clanes que obligan a las embarazada­s a dar a sus hijos en adopción si quieren reintegrar­se. Hay otras familias que ni siquiera así admiten el reencuentr­o y las dan por muertas. aunque vivan en la misma población.

Los yazidíes son una minoría religiosa que mezcla creencias cristianas, musulmanas y judías con otras de religiones primigenia­s. La creencia popular afirma que adoran a Satanás. Ellos lo niegan pero, en todo caso, los musulmanes los consideran apóstatas.

Los guerriller­os del Estado Islámico practican la limpieza étnica y religiosa. Sólo respetan la vida de los musulmanes suníes. El periodista alemán Juergen Todenhoefe­r, primer occidental en entrar y salir vivo de Mosul desde el verano, ha explicado a la BBC que estos yihadistas son “el enemigo más brutal y peligroso que he visto en mi vida”. Gobiernan con puño de hierro las poblacione­s que han capturado. No tienen más guía que la interpreta­ción literal del Corán. La mujer es un apéndice del hombre.

Amnistía Internacio­nal confirma la tragedia de miles de mujeres capturadas

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