Trabajo impecable
Hoy va de Mossos y de felicitaciones. Y aunque no tendría que hacer falta un artículo sobre el buen trabajo policial, es un hecho que raramente reciben el aplauso, y a menudo son el centro de las críticas.
Sin embargo, la delicada operación policial, que culminó con la detención de tres yihadistas residentes en Catalunya, que querían incorporarse a las filas del Estado Islámico, merece, por su importancia, un punto y aparte.
Primero, los Mossos detectaron la radicalización de dos marroquíes y un brasileño que, a través de las redes, hacían apología del yihadismo.
Es decir, hubo un primer trabajo bien hecho del departamento policial que investiga los delitos en el ciberespacio. A partir de aquí, el segundo buen trabajo fue un seguimiento exhaustivo de los tres sospechosos, por parte de la división de antiterrorista. Y, cuando detectaron que habían abandonado el país, el tercer buen trabajo fue emitir la orden de captura internacional, que sirvió para detectarlos en la frontera de Bulgaria, cuando iban hacia Siria. La celeridad y profesionali-
Cabe aplaudir el trabajo de los Mossos en la operación internacional contra el terrorismo islámico
dad de los Mossos que siguieron el proceso de estos yihadistas desde el inicio de su radicalización fue, pues, clave para evitar que ahora estén engrosando las filas del terrorífico Estado Islámico. Y cabe añadir que todo eso lo hicieron los Mossos sin recibir una maravillosa colaboración por parte de otros estamentos. Lo cual obliga a preguntar qué podrían hacer si la colaboración fuera estrecha y si fueran considerados como lo que son, una policía integral y profesional. En cualquier caso, muy buen trabajo que culmina una investigación que ya ha detectado a veinte yihadistas residentes en Catalunya que han intentado –y a veces conseguido– enrolarse en el Estado Islámico. El tema no es menor, porque el integrismo islámico se ha convertido, en Catalunya, en materia de seguridad de primer nivel, y los datos son explícitos: acumulamos lo mejor del salafismo europeo. Si añadimos, además, el indiferentismo político y el buenismo atmosférico que reina por aquí con respecto al tema, la cosa se agrava. Por eso cabe aplaudir el buen trabajo que han hecho los Mossos en esta operación internacional contra el terrorismo islamista.
Para acabar, la última monstruosidad del islamofascismo: la esclavitud sexual a la que los del EI sometieron a miles de jóvenes yazidíes –incluyendo niñas de diez años– cuando ocuparon la ciudad de Sinyar. El informe de Amnistía es, en este sentido, escalofriante. ¡Y en nuestros lares tenemos tipos que piensan que vale la pena dar la vida por esta ideología de maldad y de muerte! Lo digo y repito: hay que reaccionar. Afortunadamente ya lo hacen los cuerpos policiales. Ahora sólo hace falta que nos lo tomemos con igual seriedad los políticos, intelectuales, periodistas y cualquiera que se preocupe por la salud de la civilización.
Porque esto es una guerra, y la tenemos que ganar.