Carrera electoral
La junta del Barça desarrolla la estrategia para la reelección de Bartomeu
La palabra elecciones aparece con frecuencia en las reuniones de la junta directiva del FC Barcelona, lo cual no implica que vayan a celebrarse de manera anticipada. Aunque puedan existir ciertos paralelismos, como que en ambos casos el mandato expira en el 2016, la situación electoral del club no es idéntica a la del país. Artur Mas sopesa adelantar los comicios, Josep Maria Bartomeu permanece firme en la idea de llegar hasta el final y aspirar a otro mandato. Sólo un cataclismo de resultados deportivos o una presión popular insoportable pueden establecer variaciones en un libro de ruta con apuntes cada vez más precisos.
El núcleo duro de la junta prepara el terreno para las elecciones. La reforma de la cúpula ejecutiva –la destitución del direc- tor general, Antoni Rossich, y el ascenso de Ignasi Mestre y Albert Soler a la cúpula de la pirámide de mando– responde a motivos organizativos, pero también contiene claves claramente electorales. La directiva decidió definitivamente prescindir de Rossich cuando el ejecutivo comunicó que no tenía intención de permanecer en el club más allá del periodo que marca su contrato, julio de 2016. Con la nueva estructura, el presidente dispone de la afinidad de los altos ejecutivos para ejercer el poder de manera más cómoda y eficaz. A unos 16 meses del comienzo del proceso electoral, la imagen externa de inestabilidad que pueda proyectar la remodelación ejecutiva es un inconveniente asumible.
Como tantas otras veces, el lunes, antes de la reunión de la junta, Bartomeu almorzó con varios vicepresidentes en el Club de Polo. En este encuentro se habló de la necesidad de reforzar la imagen del presidente. Lo política- mente correcto no disipa las turbulencias; son necesarios mensajes claros, más directos, más contundentes. La reacción presidencial a la inminente sentencia del TAS sobre el recurso del club a la prohibición de fichar en los dos próximos mercados puede signi- ficar la apertura de una línea comunicativa de campaña.
Una encuesta de Mundo Deportivo publicada ayer atribuye a Bartomeu una intención de voto del 25,66% frente al 39,66% que se adjudica Joan Laporta. Los sondeos no obsesionan a la junta, que el 4 de abril obtuvo un respaldo del 72,3% a su propuesta de reforma del Camp Nou. Pero la pitada que dedicó el público del Camp Nou el 22 de noviembre a los mensajes de Bartomeu y Zubizarreta, emitidos por los videomarcadores en el marco de la su- peración del récord goleador de Zarra por parte de Messi, provocó enfado y una profunda reflexión. Aquel día se llegó a la conclusión de que el director deportivo penaliza claramente en las aspiraciones de reelección de Bartomeu.
Recientemente, al ser preguntado sobre Zubizarreta en una reunión del Consell Consultiu de Penyes, el presidente prefirió responder que el futuro es Luis Enrique. Zubi es, casi, pasado, y no digamos si el club sigue penalizado sin poder fichar. Bartomeu, que era vicepresidente deportivo cuando se incorporó el exportero a los despachos de la ciudad deportiva, ha sido el máximo valedor de Zubizarreta incluso cuando se iba acrecentando su falta de popularidad. Ahora es posible que el vasco no llegue ni al final de la temporada. Se trata de desprenderse de cualquier pasivo que pueda entorpecer una carrera electoral que ya parece lanzada a todos los efectos.
EL LIDERAZGO Para mejorar su imagen el presidente mostrará un lenguaje más claro, directo y contundente LA VÍCTIMA Considerado un lastre para la popularidad de la directiva, Zubizarreta apunta al adiós