“En los dramas siempre hay una dosis de humor”
Tim Burton, que estrena ‘Big eyes’
Llevaba dos años sin dirigir y, si no hubiese sido por Scott Alexander y Larry Karaszewski, los mismos que le llevaron el guion de Ed Wood, es probable que su ausencia de los platós hubiese sido mas larga. Tim Burton, en Big eyes –basada en la historia real de Margaret Keane, la pintora de los ojos grandes, cuya obra se apropiaba su marido, Walter–, en este caso prescinde de su actor fetiche, Johnny Depp.
¿Fue difícil dar con el tono correcto para esta película? No. Yo siempre he creído que en los dramas hay una dosis de humor. Eso fue lo que me encantó de esta historia, y también fue lo que Scott y Larry aportaron a Ed Wood. En los guiones que escribieron para mis películas, la vida es una combinación de drama, horror y humor. En estas historias que son tan extrañas, hay toques tan dramáticos como divertidos, y en esta historia hay tanta luz como oscuridad.
¿Qué influencia ha recibido de los cuadros de Margaret Keane? Una enorme influencia. Yo me crié en Burbank, un suburbio de Los Ángeles, donde el único arte eran las reproducciones de sus cuadros. Estaban en los comedores de las casas, en las salas de espera de los médicos, en los supermercados. Tenían una tremenda presencia en mi niñez. Y a mí me resultaban ligeramente perturbadores. La gente les llama kitsch, pero tenían mucho poder. Hubo mucha gente que imitó los cuadros de Margaret Keane. Incluso mi hija tiene animales de peluche con unos ojos enormes. Es como decía Andy Warhol: si a tanta gente le gustan, no deben de ser tan malos, aunque también estaban quienes les odiaban. El hecho de que provocaran reacciones encontradas es lo que a mí me resultó irresistible.
¿Por qué cree que esas imágenes resultaban tan atractivas a la gente? Porque creo que conectan con el inconsciente colectivo de una manera no verbal. Despiertan algo inconsciente, y esa es la razón por- que son tan interesantes. En definitiva, los cuadros de Margaret Keane nos llevan a las preguntas de siempre: ¿qué es arte? y ¿lo kitsch es arte? Son preguntas sin respuesta, pero son muy interesantes. Lo cierto es que hay imágenes que nos quedan en la memoria y otras que no. En mi caso, nunca me olvidé de sus niños tristes. ¿ Esa fue la razón por la que quiso hacer la película? No, también me atrajo mucho la relación entre ella y su marido. Era bastante disfuncional, porque ella nunca hablaba, se quedaba pintando mientras él salía a vender, y de alguna manera muy extraña los dos se necesitaban mutuamente. Si no hubiese sido por él, probablemente el trabajo de Margaret Keane nunca hubiese sido visto. Además, esta película se pregunta qué es arte y que no, qué es bueno y qué no, y eso es algo similar a lo que me atrajo de Ed Wood, que era conocido como uno de los peores directores de la historia, y sin embargo, sus películas lograron trascender.
Big eyes no se parece visualmente a sus otras películas. ¿A qué se debe? No es que yo haya cambiado mi estilo. Todo depende de cada proyecto. En el caso de Big eyes se trata de una película de época y también teníamos que tener en cuenta las pinturas de Margaret. Por eso hablé mucho con mi director de fotografía porque en la relación sentimental entre ellos dos yo veía algunas referencias a Hitchcock y también a Mario Bava. En ese sentido, buscamos colores que eran habituales en las películas de Bava, por más que en realidad no hubiese una conexión deliberada con el cine que él hacía. Para este filme, el color era importante y por eso comencé a crear una paleta a partir de los cuadros de Margaret a lo que luego agregué los que representan la época.
Siempre le han interesado personajes que no se llevan bien con la sociedad en la que viven. ¿Diría que lo mismo vale para los Keane? Claro. Estaban en los límites de la sociedad, aún cuando lo que hacían era popular. Nadie sabía quiénes eran, más allá de la gente de los periódicos de San Francisco. En el caso de Margaret, su situación debe de haber sido muy complicada, porque ella era cómplice de la mentira. Yo nunca le vi como una víctima. Siempre reconoció que fue parte del engaño y por eso decidió ir a juicio, para que se supiera la verdad.