La Vanguardia

Ascenso récord de Jornet al Aconcagua

Crónica del ascenso más rápido a la montaña más alta de América: Jornet sube y baja en 12 horas y 49 minutos

- ROSA M. BOSCH Barcelona

Tras un discreto pero calórico desayuno a base de tostadas y dulce de leche – típico postre argentino–, Kilian Jornet, de 27 años, emprendió a las 6 de la mañana (las 10 en España) del martes la carrera hacia la cima de América, el Aconcagua, de 6.962 metros. El objetivo era subir y bajar en menos de las 14h05m invertidas por el más rápido hasta el momento, el alpinista asturiano Jorge Egocheaga. Lo consiguió cómodament­e al tardar una hora y 16 minutos menos. Ahora, dispone de unos meses para preparar el reto más ambicioso de su proyecto Summits of My Life: el Everest, por supuesto sin oxígeno embotellad­o y por una ruta lejos de la masificaci­ón primaveral de la cara sur nepalí, posiblemen­te el exigente corredor Norton, aunque otras opciones siguen abiertas.

La crónica del Aconcagua de Jornet empieza en la casa del guarda de Horcones, situada a 2.900 metros de altura, para seguir el itinerario clásico, el mismo que eligió en el 2007 el citado Egocheaga, uno de los mejores himalayist­as actuales, y también el portugués Carlos Sá, quien oficialmen­te ostentaba el récord, 15h42m, hasta el martes. Egocheaga tenía un mejor tiempo pero no registró su marca.

El corredor de la Cerdanya tardó 3h15m en salvar los primeros 23 kilómetros, con 1.400 metros de desnivel, entre Horcones y Plaza de Mulas (a 4.300 m), el campo base del Aconcagua. Desde allí parten la mayoría de los mortales en su periplo hasta la cumbre y emplean una media de cuatro días en ello. Hay que tomárselo con calma pues una buena aclimataci­ón es determinan­te para disfrutar de la aventura y no te- ner sustos. De hecho, la altitud es el principal escollo que presenta el Aconcagua, ya que la ruta de Horcones no depara obstáculos técnicos. Jornet y su equipo llegaron el 9 de diciembre a la base de esta montaña argentina, instalándo­se en Plaza de Mulas para aclimatars­e bien. Durante estos días han emprendido varias ascensione­s durmiendo en vivac para ir acostumbra­ndo el cuerpo.

Tras un descanso y un tentempié, enfiló rumbo al siguiente punto, Nido de Cóndores, a 5.550 metros. Y aquí empezaba la fiesta. A medida que una persona va ganando altura disminuye la presión atmosféric­a, lo que provoca un déficit de oxígeno. Es cuando aumenta la frecuencia respirator­ia y cardiaca, lo que se traduce en un gran gasto energético.

Jornet contó a su regreso que, a partir de los 6.500 metros, donde se dio la vuelta en su primer intento del pasado viernes a causa del vendaval, la altura le empezó a afectar: “Tenía problemas de equilibrio y resbalaba constantem­ente por la nieve helada. Por eso he decidido avanzar poco a poco, sabiendo que todavía me quedaba mucho camino por delante”. La primera victoria, la cima, llegaba tras 8h45m de marcha y allí, ante una panorámica espléndida, aprovechab­a para tomarse un respiro de 15 minutos.

Pero todavía no había acabado el sufrimient­o. “En el descenso la altura me ha seguido afectando hasta Plaza de Mulas. Seguía perdiendo el equilibrio, parecía que los músculos no querían hacer caso a la cabeza y me hacían caer”, subrayó el corredor que, en Plaza de Mulas, volvió a parar unos 20 minutos para comer e hidratarse. Empezaba a sentirse mejor. Con menos altitud, más bienestar. Dos horas y 39 minutos después cruzaba la meta de Horcones, con el récord en el bolsillo.

Jornet celebró su Aconcagua con los compañeros de equipo: su pareja, la también corredora de montaña sueca Emelie Forsberg, y los cámaras, Seb Montaz y Vivian Bruchez, ambos expertos esquiadore­s y guías alpinos. Forsberg también se había desplazado al Aconcagua con la intención de buscar un récord de velocidad pero, tras el abandono del viernes, descartó una segunda tentativa. Montaz y Bruchez esperaban a Jornet por encima de Nido de Cóndores para poder filmar su ascensión hasta la cima.

Además de en el Aconcagua, Jornet también ha sido el más veloz este año en el McKinley (Alaska). Ahora le quedan dos asignatura­s, volver a intentar el Elbrus (Rusia), y el Everest (8.848 metros), que si le va bien marcará un antes y un después en la historia del himalayism­o.

“En el descenso, la altura me ha seguido afectando hasta Plaza de Mulas. seguía perdiendo equilibrio”

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 ?? SEBASTIEN MONTAZ-SUMMITS OF MY LIFE ?? Kilian Jornet, camino de la cima del Aconcagua, en Argentina, el pasado miércoles
SEBASTIEN MONTAZ-SUMMITS OF MY LIFE Kilian Jornet, camino de la cima del Aconcagua, en Argentina, el pasado miércoles
 ?? SEBASTIEN MONTAZ-SUMMITS OF MY LIFE ?? El corredor de la Cerdanya, en la cumbre, donde descansó durante quince minutos
SEBASTIEN MONTAZ-SUMMITS OF MY LIFE El corredor de la Cerdanya, en la cumbre, donde descansó durante quince minutos
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Fuente: summitsofm­ylife.com LA VANGUARDIA

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