La Vanguardia

El vino que se lleva

Para regalar o para descorchar durante las fiestas, son los vinos que marcan tendencia

- CRISTINA JOLONCH Barcelona 1 2 3 JORDI PLAY SELECCIÓN DE BOTELLAS DE VILA VINITECA

Lo reconocen en las tiendas especializ­adas. Se acabaron, de momento, los tiempos en que los clientes buscaban las mejores añadas para regalar o para celebrar las fiestas en casa. Es tiempo de vinos jóvenes y de compradore­s cada vez mejor informados que se las ingenian para obsequiar vinos originales a un precio moderado. Aunque algunos siguen fieles a los clásicos, que se mantienen en excelente forma, es tiempo de apuntarse a las novedades. Regalar botellas de tamaño magnum, elegir cavas de tonos pálidos rosados, blancos de todas las denominaci­ones, vinos ecológicos y curiosas variedades autóctonas, son algunas de las tendencias.

1. TIEMPO DE MAGNUMS Los regalos de empresa ya no son lo que eran. Y los obsequios de compromiso para felicitar las fiestas se han convertido en detalles. Se busca la mejor relación calidad precio y los vinos de alta gama se han sustituido, entre la mayoría de clientes, por botellas interesant­es para sorprender sin gastar demasiado. Explica Quim Vila, de Vila Viniteca, que ya hace unos años que se tiende a cambiar la caja con varias botellas por la botella única de tamaño magnum, idónea para compartir. Entre quienes prefieren regalar destilados que vinos, según Meritxell Falgueras, de El Celler de Gelida, sigue imperando el whisky. “Aunque por supuesto se siguen buscando ginebras especiales y hay quien quiere llevársela con alguna tónica, lo que más éxito tiene son los whiskies, sobre todos los de malta. Y los japoneses, que ganan todos los premios”. Desde Madrid, Juan Manuel Bellver, director de Lavinia España, asegura que a la hora de regalar sus clientes siguen fieles a las etiquetas de prestigio de Rioja, Ribera del Duero y champaña.

2. ROSADOS MUY PÁLIDOS Y CAVAS DE FINCA Costó que el interés de los franceses por el champán rosado se extendiera entre los consumidor­es de cava. Pero acabó ocurriendo y ahora los cavas rosados, de una tonalidad cada vez más pálida, son una de las claras tendencias. Según Josep Seuba, del app Sommelier Gourmet que orienta a los usuarios sobre los vinos idóneos para cada plato, ha crecido el interés por los cavas rosados de variedades trepat, monastrell así como de garnachas, pinot noir o sumoll. Pero también “cada vez son más quienes eligen los cavas de gama alta, reservas y grandes reservas que utilizan para acompañar el menú entero, rompiendo los viejos tópicos”. Señala Maritxell Falgueras que el cliente llega cada vez mejor informado, y que un ejemplo es la gran demanda que tienen los nuevos espumosos de Clàssic Penedès, grupo que se presentó recienteme­nte y que integran catorce empresas que decidieron mantenerse al margen de la DO cava para poner el acento a su origen geográfico.

3. LOS OBJETOS DEL VINO Hasta hace poco quienes en vez de una botella preferían regalar un utensilio relacionad­o con el mundo del vino optaban fundamenta­lmente por copas, decantador­es, sacacorcho­s o termómetro­s. Ahora la gama de objetos pa- ra aficionado­s ha aumentado y entre la oferta hay desde juegos para aprender a catar, como los nuevos Vinoka o Kit de Cata, a artilugios como el novedoso Coravin, que se presentó en el último Wine & Culinary Internatin­al Forum celebrado en Barcelona: un artilugio que a pesar de su elevado precio, que roza los 300 euros, está teniendo un gran éxito de ventas. Sirve para extraer el vino sin necesidad de descorchar la botella (funciona con cápsulas de gas argón y a través de una fina aguja se extrae y escancia el líquido. Al retirar la aguja, el corcho vuelve a cerrarse y continúa protegiend­o el vino).

4. BLANCOS DE CALIDAD El tinto comparte trono. Los vinos blancos no sólo ganan terreno en las cartas de los restaurant­es sino también como preciado regalo. Blancos de la Borgoña, grandes rieslings, vinos gallegos o catalanes, especialme­nte los

no permite casar a los alimentos que lo contienen con ningún vino, no parece ser el causante de que, como dice el tópico, la alcachofa no encaje con ningún vino. Un estudio que encargó al Instituto de Investigac­ión de Ciencias de la Alimentaci­ón CIAL, desmontó el prejuicio. “El contenido de este ácido es tan escaso que no afecta al maridaje. Lo que hace que la alcachofa sea difícil de combinar con un vino son las fibras, de modo que cocinada –la manera menos idónea para tomarla con vino es a la brasa– se pueda combinar bien. Los vinos más idóneos, según Centelles, son los de Jerez, los blancos con cuerpo y los semidulces.

Hay que decantar

No siempre. “Es mucho mejor no decantar que hacerlo de forma incorrecta, ya que cuando los sedimentos del vino, que son la materia colorante que se precipita en la botella de forma natural con el paso del tiempo, caen erróneamen­te en el decantador, consumen el oxígeno que se resta a otros componente­s del propio vino, como el alcohol o los aromas”. En cualquier caso, Centelles aconseja, para quien prefiera usar decantador, dejar la botella previament­e en posición vertical durante varios días para xarel·los de alta gama; riojas muy especiales… Es tiempo de blancos. Explica Falgueras que además son vinos que encajan perfectame­nte con la mayoría de comidas de estas fiestas.

5. JÓVENES Y AMABLES

Se buscan curiosas variedades locales y gustos nuevos. Garnacha roja, morenillo... cuenta Quim Vila que hay evitar que los sedimentos vayan a parar al decantador.

Una cuchara para el gin-tonic

Quienes creen que la cuchara en forma de tirabuzón sobre la que algunos vierten la tónica al preparar el gin-tonic sirve para mantener el carbónico, se equivocan. Con la ayuda de Antonio Palacios, de Excell Ibérica, Centelles ha podido comprobar que la cuchara consigue justamente el efecto contrario: “Si al verter la tónica directamen­te sobre el hielo se pierde entre el 1% y el 4% del carbónico, según la temperatur­a del refresco, con la cuchara la pérdida de carbónico oscila entre el 15% y el 20% por ciento”. Conclusión: mejor prescindir de la parafernal­ia de la llamada cuchara imperial. una doble corriente: “La de quienes buscan vinos con mucha fruta e intensidad y quienes se decantan por vinos más delicados de sabores redondos y fáciles”. Las mencías del Bierzo o las garnachas de Madrid ganan adeptos. Para Juan Manuel Bellver, marcan tendencia los tintos gallegos, las garnachas de la sierra de Gredos, los jereces en rama sin filtrar y los champañas de pequeños productore­s. El sumiller Ferran Centelles asegura que el péndulo sigue avanzando. “Va hacia la suavidad, frescura, fruta, hacia vinos fáciles con menos madera”.

6. SIN MAQUILLAJE­S

No son un producto para todos los paladares ni para todas las exigencias. Pero cada vez son más quienes apuestan por estos vinos de cultivo respetuoso con el me- dio natural y sin conservant­es. Son vinos sin maquillaje, con virtudes y defectos. “No hay término medio –explica Centelles–, los vinos naturales o los adoras, y te seducen las sorpresas en cada botella, o los detestas”.

7. AÑOS MÁGICOS

Saben los bodegueros que la alegría de las botellas viejísimas ha quedado atrás, por ahora. “Lamentable­mente no se venden como antes los vinos de grandes añadas”, explica Quim Vila, quien asegura que aquellas perso- nas que en el 2014 han cumplido medio siglo de vida lo tienen bien para despedir el año con un gran vino. “El 64 fue un año mítico tanto en la Rioja como en la Ribera del Duero. Las joyas de aquel año van muy buscadas”.

8. VARIEDADES AUTÓCTONAS

Variedades de uva y apuesta por la proximidad. Junto a los clásicos Priorat, Costers del Segre, Montsant, Penedès, ganan presencia los vinos de la Conca de Barberà, Empordà , Pla de Bages o Terra Alta. Reconoce el sumi- ller Ferran Centelles que, lamentable­mente, las variedades llegadas hace años de Francia parece que han quedado pasadas de moda, “cuando tampoco es que hayan dejado de ser interesant­es”.

9. ETIQUETAS ORIGINALES

Los elaborador­es siguen apostando por las etiquetas y nombres llamativos e ingeniosos que logran captar la atención en los lineales. Y los consumidor­es deseosos de sorprender y probar novedades, se apuntan.

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La curiosidad y su convicción de que en el mundo del vino hay pocas verdades absolutas y no hay que dejar de hacerse preguntas, ha llevado a Ferran Centelles –en la foto–, once años sumiller de El Bulli, a investigar sobre algunos tópicos. Centelles,...
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