La vida sigue, pero no igual para todos
wUna construcción como esta suele indicar que en el cajero duerme una pareja. Al menos siete han recibido esta pasada madrugada la visita de los voluntarios de los martes, como muchos los conocen. En el caso de la fotografía, sin embargo, los cartones tienen un único ocupante. Muchos sintecho como él procuran dejar el cajero tal como se lo encontraron y evitan ensuciar. Aunque por unas horas la sucursal bancaria es su casa, no se encierran por dentro y consideran lógico que a lo largo de la noche haya un constante trasiego de clientes que entran a por dinero o a consultar su saldo. Al repasar una y otra vez la imagen, viene a la mente uno de los mensajes de Sense Sostre: “Ser pobre no es ninguna vergüenza. La sociedad os califica de indigentes, marginados, vagabundos, pero en realidad sólo sois una cosa: personas. Personas que merecéis el mismo respeto que cualquier otro ciudadano. No sois delincuentes. Y pedir o mendigar no es ningún pecado ni ningún delito”.