Rajoy fía el año electoral al “despegue económico”
El presidente se presenta como garantía de estabilidad y de la recuperación Acusa a Mas de crear problemas en vez de buscar el bienestar de los catalanes Pasa de puntillas por la corrupción con una alusión a las reformas
Los datos macroeconómicos van bien, pero el presidente del Gobierno no quiere que ahora que España crece y empieza a crear empleo las urnas premien a otro para gobernar la recuperación, tal y como apuntan las encuestas. Mariano Rajoy está dispuesto a dar la batalla electoral –las municipales y autonómicas en mayo y las generales en otoño– empleando como principal baza la buena marcha de la economía, la importancia de mantener el rumbo y en la necesidad de estabilidad para conseguirlo, después de los esfuerzos realizados.
El presidente del Gobierno hizo ayer balance tras la última reunión del año del Consejo de Ministros. Y Rajoy sacó pecho por los resultados económicos – “España exporta por encima de Estados Unidos, Japón y Francia”–, pero también en la Moncloa notan el aliento de Podemos en la nuca. En su comparecencia no se citó al partido de Pablo Iglesias pero se refirió a él con algunas advertencias. De hecho, Rajoy subrayó el peligro que correrían los esfuerzos realizados para salir de la crisis, hasta el punto de halagar al PSOE por su historia y “contribución” al desarrollo de España, aunque tenga alguna discrepancia con Pedro Sánchez. No despejó escenarios como el de una grosse koalition, pero sí zanjó especulaciones sobre el calendario electoral y el cartel del PP. Ni adelanto ni llevar la legislatura al límite – “no sería serio”, dijo– y respondió con un firme “sí” a su voluntad de ser candidato.
De momento, el presidente del Gobierno se aferra a los datos económicos. En un tono que calificó de “realista” –no triunfalista–, Rajoy relató el ciclo económico: el 2012 fue un año “durísimo”, el de los ajustes; el 2013, “el de las reformas”; y el 2014 “el de la recuperación”. El 2015, auguró el presidente, será el del “despegue definitivo de nuestra economía”. Pero aparcada la frase en la que proclamó que “la crisis es historia”, Rajoy hizo ayer especial hincapié en los desempleados y la defensa del estado del Bienestar.
La estrategia de Rajoy pasa por trasladar a los ciudadanos que sólo un Gobierno del PP puede garantizar ese “despegue”: “Ahora es cuando no se puede ni bajar la guardia ni dar marcha atrás, no se puede poner en peligro la recuperación que se ha iniciado y que nadie puede negar”. “Dar marcha atrás en las reformas sería tanto como dar marcha atrás en la senda de la recuperación”, insistió.
En un mensaje claramente electoral, Mariano Rajoy puso como principal valor para lograr esos frutos, mantener la actual estabilidad “política e institucional”. Nada de experimentos con Podemos, vino a decir el presidente del Gobierno central: “La estabilidad es una virtud que hace avanzar a las sociedades, que da seguridad a las personas, a las empresas y delimita el ámbito de las discrepancias entre las diversas formaciones”.
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Para humanizar su mensaje, el presidente acompañó los fríos datos que proporciona la economía con guiños a los ciudadanos que sufren las consecuencias más duras de la crisis. El Consejo de Ministros aprobó la subida de 3 euros del Salario Mínimo Interprofesional y una revalorización del 0,25% de las pensiones: “Necesitamos mantener el impulso para superar las secuelas de la crisis”. Acompañó esa afirmación del reconocimiento de que la economía va bien pero que la recuperación debe llegar a las personas:. “Sin duda queda mucho por hacer, sobre todo a la hora de devolver la esperanza a las personas a las que más daño hizo la crisis. Ellas son nuestra prioridad”.
Un mensaje social para la primera cita electoral –municipales y autonómicas–, de las que no quiso desvelar los candidatos de su partido para comunidades y ayuntamientos como el de Madrid, ni siquiera después de que Esperanza Aguirre se postulara para el puesto. “No es algo que esté encima de la mesa ni es una ocupación de la presidencia del Gobierno”. La designación le corresponde al PP, dijo, “y lo hará en su día”. La respuesta a Aguirre es que no acepta presiones.
Mariano Rajoy abordó en la rueda de prensa otros asuntos que le preocupan y le ocupan aunque no con la intensidad que mos- tró el rey Felipe en su discurso de Navidad: la corrupción y la cuestión catalana, a la que dedicó 32 segundos de los 23 minutos de su intervención inicial.
Rajoy abordó el conflicto con la Generalitat en un marco muy distinto al que empleó don Felipe y atacó directamente a Artur Mas: “Lamento que algunos hayan abandonado lo que debe ser la prioridad de cualquier gobernante, solucionar problemas en vez de crearlos y atender al bienestar de las personas”, dijo Mariano Rajoy. El presidente aseguró que su Gobierno seguirá “velando por los intereses de los ciudadanos de Catalunya, apoyando a sus empresas, trabajando para
que allí también haya una sólida recuperación lo antes posible y propiciando la concordia y el entendimiento entre catalanes”.
No dijo cómo pensaba hacerlo y se limitó a reiterar que está dispuesto a hablar “de todo menos de la unidad de España, de la soberanía nacional, de los derechos de los ciudadanos y de la igualdad entre todos los españoles”. Una reforma constitucional que pide el PSOE y que reclamó que se concrete porque ni el Gobierno ni el PP harán una propuesta. Sobre la corrupción se limitó a reconocer la “alarma social” y a defender las medidas puestas sobre la mesa por su Gobierno para regenerar la vida política.