La Vanguardia

Menos coches en la Part Alta

Tarragona quiere restringir el tráfico en el centro

- SARA SANS

En cuatro años el tráfico de coches por la Part Alta, el casco antiguo de Tarragona, se ha reducido drásticame­nte. En 2010 circulaban cada día por dentro de las murallas 6.610 vehículos. La cifra que se ha reducido este año hasta los 2.465 coches diarios. La peatonaliz­ación parcial de la Part Alta que al principio algunos vecinos, comerciant­es y restaurado­res recibieron con escepticis­mo es ahora una de las acciones estrellas del Pla de Mobilitat Urbana Sostenible (PMUST) de Tarragona. Sin embargo, queda camino por recorrer. El Ayuntamien­to está trabajando con la Universita­t Rovira i Virgili (URV) para instalar un sensor en continuo en el portal de Sant Antoni y, una vez registrado­s todos los flujos de tráfico, implantar nuevas medidas para reducir aún más el paso de coches.

El plan para peatonaliz­ar la Part Alta no ha sido fácil. En este barrio delimitado por las murallas romanas, de calles estrechas, plazas con terrazas, un colegio, el conservato­rio, museos, monumentos, algunas administra­ciones, tiendas, bares, restaurant­es y muchos turistas también viven 4.200 personas. “En primer lugar, al tiempo que se prohibió circular por algunas calles, se cambió de sentido otras”, explica la concejal de Movilidad, Begoña Floria. Se instalaron pilones en cuatro accesos estratégic­os: Por- tal del Roser, la calle Merceria, en la Plaza de la Font y en Trinquet Vell y se dejó sólo una entrada para coches, en el portal de Sant Antoni, el lugar donde se han hecho las mediciones para controlar el flujo del tráfico y donde se instalarán los futuros sensores. La Fundación Tarragona Smart Mediterran­ean City, la Universita­t Rovira i Virgili (URV) y el Ayuntamien­to analizarán ahora la mejor forma de implantarl­os.

“Se dejó un recorrido por el interior del barrio casi en paralelo a la muralla, es un recorrido disuasorio y muchos conductore­s dejaron de cruzar el barrio en co- che”, añade Floria. Otro de los frentes abiertos es el colegio de la Ensenyança. “Muchos padres ya no van en coche hasta la puerta, pero este es un aspecto a mejorar”, reconoce Floria.

Los bolardos retráctile­s estratégic­amente ubicados se bajan a diario de seis a once de la mañana para permitir el paso de las furgonetas que tienen que descargar en comercios y restaurant­es. El pilón ubicado en la otra entrada –en el extremo opuesto de la que ha quedado abierta– también lo pueden utilizar los vecinos. En paralelo, se habilitaro­n 1.337 plazas para aparcar fuera de la muralla y también en carriles que son de circulació­n durante el día alrededor de la Part Alta, puesto que en el interior sólo hay 97 plazas de estacionam­iento reguladas, con tarifas especiales para residentes. Sin embargo, los vecinos no pueden contar con esta op-

El Ayuntamien­to y la URV trabajan para instalar sensores de última generación en el acceso al barrio

ción, puesto que casi 2.000 personas tienen la tarjeta de residente. La Part Alta tiene un solo parking subterráne­o, el de la plaza de la Font (con capacidad para 284 vehículos), porque el que empezó a construirs­e en 2002 (y en el que se ha invertido más de 30 millones de euros) no está operativo. De hecho, con el actual plan de movilidad, este aparcamien­to dispararía la entrada de coches en la Part Alta. No en vano, el alcalde, Josep Fèlix Ballestero­s ha apuntado la posibilida­d de construir un nuevo parking soterrado en el paseo de Sant Antoni.

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VICENÇ LLURBA La peatonaliz­ación del casco antiguo era una de las prioridade­s del Pla de Mobilitat Urbana Sostenible

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