De China, América y las islas Pitiüses
Los biólogos detectan en estanques y jardines de Barcelona 28 especies exóticas o desubicadas: cangrejos, peces, lagartos o tortugas ‘cortadedos’
En latín impresionan más. Nos invaden ejemplares de Procambarus clarkii, de Trachemys scripta, de Pelodiscus sinensis y de Apalone ferox. O, lo que es lo mismo, de cangrejos americanos, tortugas de Florida, tortugas de caparazón blando chinas y tortugas de caparazón blando americanas. No es un asunto para tomarse a broma. Estas especies exóticas, además de poner contra las cuerdas a los ejemplares de la fauna nativa, ocasionan el empobrecimiento ecológico de los estanques y el deterioro del agua.
Y pueden ser peligrosas. Una tortuga adulta de caparazón blando, originaria de China, puede amputar el dedo a un niño de un mordisco. Su presencia es indetectable en los estanques si no se desecan, puesto que se entierran en el lodo. Un ejemplar ya ha sido retirado del parque de la Ciutadella. Otro, pero de la variedad americana, apareció en Diagonal Mar. Ambos espacios verdes comparten, con el Turó Park, el dudoso honor de ser los paraísos de la fauna invasora.
¿Cómo llegan hasta allí? Abandonos, compras compulsivas y tenencia irresponsable de animales tienen la respuesta, explican el biólogo Guillem Pascual y el ambientólogo Sergi Garcia. Ambos son los responsables de la empresa Galanthus, dedicada al estudio y divulgación del medio ambiente, y colaboran con el Ayuntamiento de Barcelona en la gestión biológica de balsas, estanques y fuentes ornamentales. Gracias a su trabajo se han evitado desastres, como la colonización de las ranas africanas ( Xenopus laevis). Fueron detectadas en los jardines de Mossèn Cinto Verdaguer, en Montjuïc, y en el laberinto de Horta, muy cerca de Collserola, el principal pulmón de Barcelona. Son muy voraces y de haber dado el salto, habrían ocasionado un perjuicio irreparable para las especies nativas de anfibios. Su detección propició su inclusión en la lista de especies invasoras y que la Generalitat impidiera su venta.
Las prohibiciones, sostienen los gestores de Galanthus, no siempre son la panacea. Sucedió, por ejemplo, con las tortu- gas de Florida, aunque tanto la de orejas rojas (la scripta elengans) como la de orejas amarillas ( scripta scripta) están en todos los parques de la ciudad. Ya no se venden, pero periódicamente se abandonan animales comprados hace años. Además, el veto a su comercialización fue el pistoletazo de salida para el aterrizaje de otras tortugas de origen americano y que pueden ser tan o más nocivas, aunque de momento parece que no resisten tan bien el frío y que no se reproducen con tanta facilidad.
Los expertos han detectado al menos 23 clases de invasores en jardines y estanques, desde nueve tipos distintos de tortugas a las ubicuas carpas y el cangrejo americano (presente incluso en el tramo que subsiste del Rec Comtal). También, un tiburón malayo en Can Fabra (a pesar del nombre no es un escualo, sino el inquilino de un acuario). Las especies más afortunadas acaban en el Centre de Recuperació d’Amfibis i Rèptils de Masquefa, pero casi todos los peces son sacrificados. A estos vecinos indeseados se suman otros que sí son autóctonos, aunque fuera de lugar por la mano del hombre, como los lagartos de las Pitiüses que formaron una colonia hace 30 años cerca de los Encants Nous, los galápagos de río de diversos parques, los tritones de Montjuïc, los sapos de Can Fabra o el fartet, un pececillo que no debería estar en Horta.
LOS PARAÍSOS La fauna invasora campea en Diagonal Mar, el Turó Park y la Ciutadella LAS REINAS Ni un parque se libra de unas ‘turistas’ muy especiales de orejas rojas o amarillas