El año que da luz a la década
EXISTE LA LEYENDA QUE CADA DIEZ AÑOS UNA GENERACIÓN DE SERIES CAMBIA LA TELEVISIÓN: ESTRENOS COMO ‘FARGO’, ‘TRUE DETECTIVE’ Y ‘TRANSPARENT’ DEMUESTRAN QUE EL 2014 ERA EL AÑO DE LA RENOVACIÓN
error. En abril llegaría Fargo, que se prejuzgaba que permanecería a la sombra de la película de los hermanos Coen, y surgió el debate sobre qué drama era mejor. Era tentador comparar dos series de formato similar, que prevén renovar tramas y personajes cada año.
True detective obtuvo el premio de la crítica, la adaptación capitaneada por Noah Hawley se llevó el Emmy a la mejor miniserie y ahora ambas parten como favoritas en los Globos de oro. Y, como los gustos reposan y la conversación sigue abierta, la página Hitfix ha publicado que Fargo es la serie del año tras recopilar las puntuaciones de los críticos del país en una lista donde brillan los estrenos.
Ha superado, por lo tanto, la última temporada de Mad men, la Ponerse superlativos con una disciplina como la televisión siempre es tentador. Son obras que se disfrutan desde la calidez del hogar y esto afecta la forma de sentir y expresarse sobre ellas. Pero ahora que cerramos el año y que toca hacer balance de los últimos doce meses, es indiscutible llegar a una conclusión: 2014 ha sido especialmente prolífico en cuanto a estrenos. ¿Puede ser que este año las mejores series y las novedades sean las mismas? Pues, sin desmerecer a las veteranas, no es ningún sacrilegio hacer esta afirmación.
Sólo hay que ver True detective. Se estrenó en enero y el acabado visual del director Cary Fukunaga, que ganó el Emmy por su trabajo, hizo presagiar que sería la obra maestra del año. Fue un
revalorizada The good wife, Juego de tronos y Hannibal. El resultado, sin embargo, tiene más que ver con el consenso que con las pasiones: desde la misma página consideran, por ejemplo, que The leftovers de Damon Lindelof ha tenido el recorrido más estimulante, contando la depresión que sufre la humanidad cuando desaparece el 2% de la población. Si le sumamos que una serie adolescente como Los 100 se está alzando como la heredera de dos obras magnas como Battlestar galactica y Perdidos, puede decirse que ha sido un buen año para la ciencia ficción. Para la ciencia ficción, de hecho, y para los demás géneros.
No se veía una cosecha tan impactante desde que en 2004 los náufragos de Perdidos, House y Mujeres desesperadas demostraron que el medio permitía una flexibilidad conceptual más allá del estandarte de HBO, el canal que obligó a conversar sobre la televisión de calidad dentro de los parámetros de la cultura y el arte. Ahora que han entrado nuevos actores (plataformas como Netflix, Hulu y Amazon) y que se discute si el argot tradicional debería dar paso a términos más amplios (contenidos, pantallas), la osadía en los guiones aporta visibilidad.
Obras tan pasadas de rosca como la animada Rick y Morty, las insultantes chicas de Broad city y los escombros románticos de
You’re the worst han demostrado que la comedia subversiva está en plena forma. Un universo antes considerado nerd como el informático se ha vuelto popular y accesible con la producción de las aclamadas Silicon Valley en HBO y Halt and catch fire en AMC, el canal que ya busca el relevo de
Mad men. La rompedora Transparent, que encabeza la lista de la revista Time, ha demostrado el poder de la televisión poniendo sobre la mesa el debate de la identidad sexual. Y la convergencia entre la industria televisiva y la cinematográfica es aún mayor con los trabajos de Matthew McConaughey en True detective, Viola Davis en Cómo defender a un asesino y Clive Owen en The Knick, donde el director Steven Soderbergh ha decidido centrar su carrera.
En lugar de hablar de edad de oro, quizá deberíamos asumir que el paisaje televisivo tiene una paleta de colores más amplia que en los noventa. Pero esto no quita que lienzos como este se pintan, si hay muchísima suerte, cada diez años.