Empacho emocional
En este happening navideño quizás algún pariente le pregunte por qué cambia poco de coche o por qué cambia tanto de novia y, como el alcohol desata lenguas dormidas, tal vez la comida familiar acabe en tragicomedia y eso le prive de la dulce siesta ante la tele mientras el suegro evoca su mili. La familia no es obligatoria ni siquiera en Navidad, pero sólo si eres dueño de tus reacciones puedes llegar a disfrutarla sin sufrirla. Y para dominarte debes saber reconocer tus emociones, que no son buenas ni malas en sí, aunque haya modos buenos y malos de gestionarlas. Pax Dettoni nos enseña a ser dueños de nosotros mismos en La inteligencia del corazón.