UN AÑO ‘DETOX’
El campechano rey Felipe VI ha estrenado una monarquía ‘ecofriendly’, lo que supone empezar a barrer en palacio
Hay años escuálidos que pasan sin pena ni gloria, años tontos en los que ni tan siquiera percibimos que nos hacemos más viejos, que crecen los hijos y bajamos los techos. Pero 2014 ha sido un año vitaminado en acontecimientos, nutritivo en personajes y estratégico en cambios. Un año depurativo, de expulsar cálculos, como hacen quienes se limpian el hígado o el colon con sales Epsom. Un año escandalosamente justiciero. De la inviolabilidad de algunos dioses a verlos en el banquillo, de Rato a la familia Pujol, Pantoja, Mas, Núñez... ahora la infanta. Del bipartidismo a los quesitos, de la leche de vaca a la de soja, de la tarjeta del paro a las superblack. Y de un jefe de Estado old school, Juan Carlos, al campechano rey Felipe VI estrenando una monarquía ecofriendly, lo que supone empezar a barrer en palacio. Felipe VI y Letizia han levantado la institución con un estilo tan sobrio como simpático. Sin errores. En su primer mensaje de Navidad intentó quitarle distancia al envaramiento del vídeo institucional. Como atrez
zo, foto de familia y otra con Letizia, cariñosos, ella recostada sobre su hombro en un vuelo business. En el discurso, Catalunya: antes de romper, intentémoslo de nuevo.
La pasada Nochebuena, desde Twitter, respondió al Rey uno de los hombres del año: Pablo Iglesias, que en un ejercicio de destreza política, ha adoptado aires de estadista. “Comparto aspectos del diagnóstico del jefe de Estado, pero se equivoca si piensa que los responsables de la crisis
Iglesias y sus magníficos sacan pecho y tienen motivos para creérselo; son otra casta, la de los profesores de la Complu
nos sacarán de ella”, escribió. No corren buenos tiempos para héroes o carismáticos: una facción de la derecha le arranca la piel a la otra, amenazando votar a UPyD o a Podemos, mientras estos denuncian una operación de acoso y derribo de parte de grupos mediáticos y de la casta. Un pásalo augurando un futuro venezolano si ganan los de la coleta, como le llama el establishment –ojo si se la suelta–. Iglesias y sus magníficos sacan pecho, y en verdad tienen motivos para creérselo. Podemos es otro tipo de casta, la de los profesores de la Complu, politólogos conscientes de que todo empieza y termina hoy en la comunicación. ¿Antisistema? Todo lo contrario, ¿o acaso no dicen bien clarito lo que la gente quiere escuchar?
Limpieza, desintoxicación, regeneración. La llamada Generación Tapón da conferencias muy bien pagadas por todo el mundo, mientras una nueva clase de liderazgo, más macrobiótica que gauche caviar, reemplaza a la vieja guardia anunciando que el espíritu del siglo XX terminó. Un nuevo monarca; una mujer al frente del gigante de la banca, el Santander; el armisticio entre EE.UU. y Cuba como broche del año; incluso Eurovisión lo ganó una mujer barbuda. Los treintañeros revitalizan los debates de televisión, lenguaraces y valientes. Estrenan un low cost en el polo opuesto de los privilegios del político de toda la vida. Pedro Sánchez se lanza a la calle y se lo toma en serio, mientras los patios de las cárceles se llenan de casta. Después de siete años de vacas flacas, el futuro en barbecho, hemos empezado a exfoliar las pieles muertas.