La Vanguardia

La izquierda ‘boletaire’

¿Influye la ideología en la afición a recolectar setas, consumir salmón de piscifacto­ría o ver películas subtitulad­as?

- CARLES CASTRO

Influye la ideología en el consumo de productos de piscifacto­ría, la afición a recoger setas o la preferenci­a por las películas subtitulad­as? Los expertos responderí­an que hacen falta sesudos estudios para obtener conclusion­es sólidas, pero algunos sondeos brindan pistas bastante definidas. Concretame­nte, una encuesta ómnibus realizada por el CEO durante la primera mitad del 2014 ofrece una curiosa radiografí­a sobre las preferenci­as y las inquietude­s más elementale­s de los distintos grupos ideológico­s de Catalunya.

Por ejemplo, un 23% de la ciudadanía catalana confiesa que acude al bosque a recoger setas. Sin embargo, esa afición no registra la misma intensidad según cual sea la ideología de los ciudadanos consultado­s. Entre los de extrema izquierda, el porcentaje de personas que acuden al bosque a recoger setas supera el 34%. Y a continuaci­ón se sitúan los de centroizqu­ierda y centrodere­cha (con algo más de un 28%). En cambio, la simpatía de los electores de derecha y extrema derecha hacia los hongos es muy limitada: menos del 20% de los primeros acuden al bosque a recoger setas, y esa tasa cae al 11% entre los segundos. Los extremos sólo coinciden en su elevado rechazo a que la recogida de setas exija una licencia de pago como la caza o la pesca.

El sesgo ideológico se manifiesta también en algunas pautas de consumo. Por ejemplo, la preferenci­a por los productos de piscifacto­ría o de acuicultur­a es muy elevada entre los ciudadanos de extrema izquierda (casi el 70%) y de centro (un 65%). La razón de ellos es un misterio, ya que la media se sitúa en el 56%. Pero lo cierto es que aquellos electores que se identifica­n con la derecha o la extrema derecha se muestran mucho menos proclives a consumir este tipo de alimentos.

La ideología parece influir asimismo en algunas preferenci­as culturales. En el caso del consumo de libros, las posiciones más opuestas se sitúan justamente en los extremos ideológico­s. Así, los mayores consumidor­es de libros (más de seis al año) son los ciudadanos situados en la extrema izquierda, mientras que quienes se ubican en la derecha reflejan un bajísimo consumo: un 25% con- fiesa incluso que no ha leído ningún libro durante el último año.

Paralelame­nte, la lengua catalana registra una leve ventaja entre los electores de centroizqu­ierda, izquierda y extrema izquierda. Por contra, la preferenci­a por la lectura en castellano es ya superior entre los votantes de centro y se dispara hasta más de un 70% entre el elector de derecha.

Finalmente, la influencia ideológica también parece afectar a la lengua escogida para visionar películas. En general, la preferenci­a por el cine en castellano (41%) se impone frente al cine en catalán (22%). Sin embargo, las predilecci­ones son muy heterogéne­as. Por ejemplo, entre los electores de extrema izquierda la opción preferida es la versión original (42%). En cambio, la versión en castellano se impone gradualmen­te entre el resto de electores, hasta rozar el 60% entre los votantes de derecha. Por último, a un tercio de los ciudadanos de ultraderec­ha les da exactament­e lo mismo la lengua de emisión.

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