Una vergüenza
El pasado 20 de diciembre, a las siete de la mañana, recogí a mi hermana, a su hija y a su jovencísima nieta de tres años enfrente del Liceu. Volvían a Holanda después de haber pasado cuatro días en nuestra hermosa ciudad. Debían estar en el aeropuerto de El Prat a las ocho de la mañana.
Cuando llegué, estaban aterrorizadas. Los borrachos inundaban la Rambla, frente al Liceu, a escasos metros de la comisaría de la Guardia Urbana; nadie visible en la puerta. Incluso un borracho, en la puerta del metro, se ha permitido hacerse una selfie con ellas.
¿Qué imagen estamos dando? ¿Hay una total indefensión de los turistas en Barcelona? Y a mi propia hermana... ¿qué le digo? Una vergüenza.
JOSÉ MANUEL LÓPEZ
Barcelona