La huella de Josep M. Brull
Imagen de uno de los pesebres elaborados por Josep Maria Brull
El Ayuntamiento de Barcelona acoge hasta el 6 de enero la muestra Brull. El pessebre català del escultor Josep Maria Brull i Pagés. La obra supone una aproximación al ruralismo catalán a través de figuras de barro modeladas artesanalmente y policromadas, que proceden de los fondos del Museu Etnològic de Barcelona.
El barro constituye en este caso la silueta que encarna y rinde homenaje a campesinos, pastores, zagalas y zagales, convirtiéndose en una mues- tra de cultura popular. El ruralismo catalán es heredero de los pesebres napolitanos del siglo XVIII. En Catalunya un exponente destacado fue Ramon Amadeu, de quien Brull fue un fiel seguidor en su obra. La etapa popular del autor tuvo lu- gar en los años cuarenta y cincuenta, una época prolífica en la obra pesebrística.
Brull, nacido en 1907, fue escultor y ceramista, además de maestro de profesión. En 1934 consiguió una plaza de maestro en Olot, y entró en contacto con el ambiente artístico por el que se sentiría cautivado el resto de su vida, descubriendo así su verdadera vocación. Fue discí- pulo de Bosch Roger, Xavier Nogués y Manuel Humbert.
Pero a parte de discípulo, Brull fue sobre todo artista y maestro de su arte, y dejó una huella que probablemente será eterna a través de sus obras pero también de sus enseñan- zas. Entre 1944 y 1973 intentó transmitir su pasión a los más jóvenes, ejerciendo de profesor de modelaje y cerámica en la Escola Industrial d’Arts i Oficis de Sabadell.
Los pesebres de Brull podrán ser disfrutados estas navidades tras un escaparate de luces y colores que, más allá de barro pintado, serán el espejo de toda una generación de campesinos y puede que sirvan de inspiración a una nueva generación de artistas.