La Vanguardia

Anuncios cargados de esperanza

- M. Dolores García DIRECTORA ADJUNTA

LA tele, el ocio por excelencia en tiempos de escaseces, nos aturde estos días navideños con la habitual sobredosis de anuncios. Se habrán dado cuenta de que en este final del 2014 la publicidad explota con fruición el sentimenta­lismo. Para vendernos décimos de lotería, muebles made in India o lonchas de embutido intentan tocarnos la fibra sensible. El marketing rebusca en nuestro bolsillo apoderándo­se de nuestro corazón. Las recesiones son el abono de la ansiedad y la incertidum­bre, tememos perder el control de nuestras vidas a manos de un intangible que no se sabe de dónde viene ni a quién afectará. Así que la publicidad intenta lo que siempre ha hecho, asociar el producto a una sensación de bienestar que hoy va ligada a la compañía, al refugio de la familia y los amigos, incluso al sentido del humor compartido frente a la adversidad. Porque, después de ocho años de crisis, ya deberíamos saber –¡qué remedio!– que lo material no da la felicidad.

Si la publicidad, siempre aviesa, ha detectado que en épocas de vacas flacas hay que apelar a la emoción –que es gratis– más que a las exhibicion­es hedonistas de los tiempos del derroche, también nos debemos mover por ese instinto al elegir una opción política. Ya no nos puede motivar lo de redecorar la casa cada dos por tres, pero sí el anhelo de un niño por estar con sus padres. Tampoco es tiempo de meras promesas electorale­s, sino de ilusiones como empezar de cero un nuevo Estado o la fe en quien se dice capaz de arrasar con una casta corrupta en pro de una sociedad más justa. Hasta Rajoy ofrece lo que sabe que no tenemos, seguridad y confianza en el futuro. Ya no venden los catálogos ni los programas electorale­s, sino los sentimient­os. Y el más cotizado es justo el reverso de la desesperac­ión imperante en estos últimos años: vende la esperanza.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain