La Vanguardia

La OTAN sale de un Afganistán todavía amenazado por la violencia

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La OTAN puso fin ayer a su misión de combate en Afganistán, trece años después de que la alianza internacio­nal derrocase al Gobierno talibán que cobijó a los cerebros de los ataques del 11-S en EE.UU.

“Hoy supone el fin de una era y el inicio de una nueva”, declaró el general estadounid­ense John Campbell, mando de las fuerzas de la OTAN, ISAF, en la ceremonia que marcaba el fin de esta en su cuartel de Kabul. “Seguiremos invirtiend­o en el futuro de Afganistán”, agregó Campbell en el acto, durante el cual enrolló la bandera de la coalición.

Desde el 2001, casi 3.500 soldados extranjero­s han muerto en la guerra afgana, entre ellos unos 2.200 estadounid­enses. Las tropas internacio­nales se van sin que haya seguridad en la zona. Pese a ello, creen que han cumpli- do su deber, aunque las voces críticas aseguran que el país queda sumido en un infierno.

Hay que recordar que los talibanes han lanzado ataques cada vez más mortíferos desde el 2013. Casi 3.200 civiles afganos murieron en el conflicto en el 2014, y más de 4.600 militares y policías han muerto en ataques de los talibanes.

Unos 13.000 soldados extranjero­s, en su mayoría estadounid­enses, permanecer­án en el país con una nueva misión de dos años denominada Apoyo Resuelto que continuará con el entrenamie­nto por parte de la coalición a las fuerzas de seguridad afganas. El ejército y la policía afganos tienen dificultad­es para luchar contra los insurgente­s talibanes, que este año han matado a un número récord de afganos.

Una de las recientes acciones de los talibanes tuvo lugar el pasado día 10 en la provincia de Parwan –tres semanas antes de que la OTAN terminara su misión de combate en el Hindukush–. Cinco jóvenes se reunieron junto a una mezquita para preparar las pruebas de acceso a la universida­d. Un dron de las tropas extranjera­s disparó un misil que según las autoridade­s iba dirigido contra un comandante talibán. De su hijo “sólo quedaron trozos de carne”, se lamenta Jan Agha, de 46 años. Sobre las tropas extranjera­s es muy duro: “Cuando hacen estas cosas los odiamos. ¿Por qué matan a inocentes?”.

Los ataques de los talibanes han matado desde el año pasado a más de 4.600 policías y militares

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