La Vanguardia

Haciendo cola

- Francesc-Marc Álvaro

El sábado por la mañana, la tira de personas de la comarca del Garraf fuimos al juzgado de guardia de Vilanova i la Geltrú para auto-inculparno­s por haber tomado parte en el 9-N. Muchos ciudadanos han hecho o harán lo mismo los próximos días. Los funcionari­os judiciales recogían nuestros papeles y los sellaban sin poner número de registro. A pesar de ser respetuoso­s con los que íbamos pasando por el mostrador de dos en dos, parecía que se lo tomaban un poco a broma. Incluso, en un primer momento, los funcionari­os no pedían el DNI, algo sorprenden­te cuando quieres dejar claro que has participad­o en un supuesto delito. Tuvimos que ser nosotros los que hiciéramos notar que había que identifica­r que el portador de la hoja de autoinculp­ación y el firmante eran la misma persona. Haciendo cola para solidariza­rnos con el presidente de Catalunya, la vicepresid­enta del Govern y la consellera de Ensenyamen­t, contra los cuales la Fiscalía ha presentado una querella criminal, íbamos comentando el panorama.

Hay que subrayar que, a pesar del bloqueo en la negociació­n entre Mas y Junqueras, la mayoría que apuesta por una Catalunya independie­nte no está dispuesta a dejar morir el proceso ni quiere desanimars­e. Entre los que nos autoinculp­amos, vi a votantes (y cargos públicos) de varios partidos, personas con sensibilid­ades diferentes pero unidas por un objetivo. Personas que saben que el proceso no es ninguna cortina de humo, sobre todo porque constatan diariament­e que la falta de poder y de dinero de los catalanes es fruto de decisiones impulsadas desde Madrid por el PP y el PSOE. Las necesidade­s vitales de las per-

Si el soberanism­o pierde la iniciativa política, la pared que hay que saltar será tres veces más alta

sonas de Catalunya son relegadas por las políticas centralist­as, sistemátic­amente.

La presencia en este acto de los responsabl­es comarcales de la ANC y de Òmnium –admirables Montse Comas y Jordi Baiges– me recordó que lo que hace singular a este movimiento democrátic­o es la colaboraci­ón entre la calle y las institucio­nes. De momento, eso ha permitido ir superando obstáculos enormes. La iniciativa ciudadana de entidades como la ANC y Òmnium ha contado con la iniciativa política de los dirigentes que han apostado por articular este anhelo. Si el soberanism­o pierde la iniciativa política, la pared que hay que saltar será tres veces más alta.

Juliana escribe que “Rajoy necesita unas elecciones espesas en Catalunya, cuanto antes. Necesita una magnífica y densa pelea entre facciones catalanas, con incierto vencedor”. Tiene razón. Añado que el tacticismo, el sectarismo y el doctrinari­smo de ciertos entornos catalanes empujan cada día para sacar de escena la figura de Mas más que para aprovechar la oportunida­d histórica, algo que el Madrid oficial observa con alegría. Todo lo que no se haga desde el soberanism­o para desmentir rotundamen­te el pronóstico de los poderes del Estado es trabajar para el adversario.

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